_
_
_
_

Cien años de transformaciones

Desde el descubrimiento en 1879 de los más antiguos testimonios artísticos de la humanidad por parte de Marcelino Sanz de Sautuola, las cuevas de Altamira han estado sometidas permanentemente a modificaciones, algunas de importancia y de grave riesgo para las pinturas.Aquel año, el descubridor hizo instalar una puerta de madera en la entrada ampliada de las cuevas, que fueron iluminadas con velas. Al año siguiente, el Ayuntamiento de Santillana del Mar cambió la puerta de madera por una de hierro y niveló la entrada, que era muy pendiente.

A las transformaciones producidas ya en el exterior, donde incluso unos barrenos empleados en la explotación de una cantera causaron desprendimientos en el acceso, se unió, en 1902, la construcción de un muro de piedra, con puerta que separa la sala de pinturas del resto. Para ello se contó con mil francos donados por el príncipe Alberto I de Mónaco.

Más información
Las pinturas de Altamira han sido recuperadas totalmente por un equipo de científicos y técnicos

Dos años después (1905) se cambió la iluminación con velas por la de acetileno. De 1910 a 1923, la junta de conservación de la cueva, todavía municipal, apuntaló piedras y abrió caminos, y puso en marcha el proyecto del ingeniero Alberto Corral, que incluyó la ventilación de la cueva, el relleno de fisuras con cemento y el vaciado de tierra, además de la construcción de un muro para sustentar el techo en el vestíbulo.

En 1932 se sustituyó la luz de acetileno por la eléctrica, otro proyecto ambicioso, redactado por Iñiguez-Bringas, llevó a cabo obras en el interior, rebajó el sueño de la cueva para comodidad de los visitantes, construyó unos muretes al fondo de la sala y descubrió que el hormigón inyectado en las fisuras aumentaba la sobrecarga y no soldaba.

En 1957, el ingeniero García Lorenzo redactó otro plan de salvación: cosió los estratos con cepos de hormigón para evitar el deshojamiento, sustituyó el apeo provisional de madera por un muro de fábrica, instaló una doble puerta de entrada a la cueva, sustituyó el alumbrado incandescente por tubos fluorescentes con filtros UV y restringió el régimen de visitas. Además recomendó seguir de cerca los estudios de Lascaux, donde la enfermedad del mal verde había merecido ya la atención del Ministerio de Asuntos Culturales.

En 1960-1968 la ola de turistas, que aumentó día a día, provocó la construcción de tres grandes pabellones y un aparcamiento en el exterior de las cuevas.

En 1976, las voces de alarma sobre el deterioro de las pinturas fueron tantas y procedían de tan distintas fuentes que el Gobierno creó una comisión técnica. La comisión investigadora pidió, el 8 de noviembre de 1977, el cierre de la cueva y apoyo económico para llevar a cabo las investigaciones. Cinco meses después, una orden ministerial disolvió esa comisión.

En 1979 se creó otra nueva comisión de estudio para llevar a cabo los trabajos de investigación. La formaban diversos departamentos de la Universidad de Santander. Los trabajos de investigación no se iniciarían hasta un año después, ante el retraso de llegada de equipos sofisticados de trabajo a Santillana del Mar.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_