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Presupuestos Generales del Estado

Calvo Sotelo asegura que se están cumpliendo los objetivos económicos marcados en su discurso de investidura

El presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, pidió ayer un aumento de las inversiones que creen producción y renta y ofrezcan empleos estables y duraderos para atajar el mal más grave y costoso de la crisis actual: el paro. Calvo Sotelo asimismo aseguró que su Gobierno ha cumplido puntualmente los objetivos económicos marcados en su discurso de investidura. El presidente, aprovechando la discusión de las enmiendas a la totalidad del proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 1982, anunció que antes de fin de año la Administración elaborará un proyecto de reforma de la Seguridad Social y que estará concluido antes del 31 de enero.

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También reiteró que el impuesto sobre el valor añadido (IVA) entrará en vigor el 1 de enero de 1984, y el proyecto del Gobierno de llevar adelante una política de normalización y homologación industrial.Calvo Sotelo, tras resaltar la importancia de estos debates presupuestarios, manifestó su propósito de hacer balance de los compromisos adquiridos ante el Parlamento el día de su investidura. Destacó, en primer término, la validez del diagnóstico que entonces hizo sobre la crisis económica española, y en segundo lugar, «la respuesta afirmativa que los intérpretes del proceso económico y los partidos políticos han dado a mi propuesta de resolver por el diálogo, por la transigencia y por el acuerdo los graves problemas pendientes». «Tengo que decir sin rubor que el Gobierno ha cumplido puntualmente el programa de investidura, que ha sido abordado en todas sus partes y concluido en muchas de ellas».

En su discurso de investidura, recordó el presidente se fijaron seis grandes temas: problema energético: mayor dinamismo a las inversiones para crear puestos de trabajo, vigilancia de la inflación: reconversión de la industria: liberalización de la economía y mayor esfuerzo exportador, y tratamiento solidario para la agricultura y la pesca.

En cuanto al programa energético, aseguró Calvo Sotelo, ha disminuido el consumo de energía por unidad de producto (en el primer semestre cayó en un 2%), se ha ampliado la utilización de carbón en sustitución del petróleo (mientras la utilización del primero creció en un 16%, el consumo del segundo descendió en un 5%): se ha afirmado decididamente la opción nuclear (durante los seis primeros meses aumentó esta producción en el 80%), y se ha procurado diversificar las distintas fuentes de energía con un desplazamiento importante hacia productos no petrolíferos: se han intensificado las relaciones con los países proveedores de crudos y se han intensificado las inversiones en exploración de hidrocarburos en eI exterior.

Afirmó también que se ha practicado una política realista de precios energéticos, recordó la creación del Instituto Nacional de Hidrocarburos y anunció que antes de final de año el Gobierno presentará al Parlamento la revisión del Plan Energético Nacional.

Hay que invertir más

Se refirió, a continuación a las inversiones. Hay que devolver a la sociedad española su carácter de economía dinámica, dijo y para ello hay que realizar mayores inversiones, que creen producción y renta y ofrezcan empleos estables y duraderos, remediando así el mal más grave y costoso de la crisis actual: el paro. «Para conseguir ese propósito afirmaba en mi discurso de investidura que era necesario disminuir el coste relativo del trabajo». añadió Calvo Sotelo.

Disminuir los costes relativos del trabajo, aseguró, hay que hacerlo desde tres frentes distintos de actuación: la moderación en el crecimiento de los salarios, la reducción de los costes de la Seguridad Social y el aumento de la productividad. Avanzar en estas direcciones sólo era posible, dijo, mediante una política de concertación. Política que ha culminado en el Acuerdo Nacional de Empleo (ANE).

El ANE es «un activo que la sociedad española ha recibido con ilusión y complacencia, a la que no podemos defraudar con dudas y vacilaciones en el cumplimiento de lo acordado». El ambiente de moderación de costes y la firme ejecución de las inversiones públicas han comenzado a producir efectos favorables, dijo Calvo Sotelo, sobre la tasa de inflación y sobre los procesos de inversión de nuestra economía.

Calvo Sotelo aseguró que pese a acontecimientos adversos, como las malas cosechas y el encarecimiento de la energía, los objetivos de una desaceleración de los precios se estaban cumpliendo. Del 15,5% de crecimiento de 1980 en el índice de precios al consumo se ha bajado al 14,1% en el mes de septiembre. La tendencia apunta hacia una tasa del 12%, aseguró el presidente del Gobierno.

Los procesos de inversión, a juicio de Calvo Sotelo, registran un comportamiento distinto al que dominaba desde el comienzo de la crisis económica. El índice total de inversión aparente ha crecido un 3,7 % en los siete primeros meses de 1981.

Los resultados disponibles de comercio exterior, añadió a continuación, señalan un comportamiento satisfactorio, al menos en tres sentidos: en el aumento de las exportaciones, en su distribución geográfica y en el salto de la balanza comercial. No obstante, reconoció, los mejores datos sobre inflación de costes y precios, sobre inversiones y sobre comercio exterior, no han producido todavía un cambio importante y deseado en las cifras de ocupación. Ha habido una cierta desaceleración de las pérdidas de empleo en el primer semestre, «pero esta desaceleración es muy corta y debe esperarse a nuevos datos para juzgar su significación».

La resistencia a ceder que presentan las cifras de desempleo deben combatirse, según Calvo Sotelo, con moderación en el crecimiento de los costes reales del trabajo; con flexibilidad de empleo; con programación adecuada de las inversiones públicas, y con la creación de un clima propicio para la inversión privada.

Se refirió a continuación el presidente a las últimas medidas de liberalización económica, al decreto-ley de reconversión industrial y a las distintas ayudas para la agricultura y la pesca.

"Lo que no debemos hacer"

Calvo Sotelo, tras analizar la coyuntura internacional, resumió las medidas que no debían adoptarse. En primer lugar, dijo, hay que evitar «la tentación a la falta de solidaridad en las actitudes y decisiones de los distintos grupos sociales». Las políticas frente a la crisis tienen que apoyarse en un sentido de finalidad común difundido y aceptado por toda la sociedad.

En segundo lugar, manifestó, «no hay salida posible en la adopción de medidas proteccionistas. Adoptar éstas «equivale a ignorar las causas de las crisis y a desconocer las consecuencias costosas del entorpecimiento del comercio». En tercer lugar, añadió, «no debemos ceder a la presión diaria que pide expansiones del gasto financiadas por políticas monetarias y presupuestarias fáciles y permisivas. Esas políticas expansivas han sido siempre estériles y nocivas para los países que se han embarcado en ellas».

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