Costus
Son la pegamoidad pegando sustos y carteles. Hacen un expresionismo lírico germanoyanqui pasado por la máquina de feria de pintar abstracto. Son los De Kooning de la movida nenuco que se entiesan el pelo con fijador de luna en noches de luna llena.Juan Carrero y Enrique Naya se trabajan el acrílico /lírico /cirílico. Y en la movida, Fabio de Miguel (Fanny), Pedro Almodóvar, Carlos G. Berianga, Olvido Gara Joya (Alaska), Pablo Pérez, Blanca Sánchez, Alexanco y Suñol and Vijande. Han creado le chochonisme appliqué con cocacola y flores y couché. Lo que añoran es «cuán lejos los lujos quedan, qué distantes: los añoro, los botones y las faldas evasés». Se ponen bajo el patrocinio rubio y caliente de Addy Ventura y memoran aquella doña Carmen Polo de Franco con una gran pamela de safari donde cabía el Imperio circular de España, a despecho de la elipse kepleriana. Denuncian la invasión de la Casa de Campo (eso que, irónicamente, se llama «plan de ampliación», y que se lo han sacado las inmobiliarías para construir dentro), y recomiendan las pelucas de esparto, le rezan a Grace Kelly, al Sha y a Farah, haciendo del Hola una lectura entre naïf y manierista. O miran hacia atrás sin ira, hacia la generación de los padres/fósiles: «La mujer otoñal siente aún la pasión / con más fuerza quizá que de joven sintió». Prefieren el psicoanálisis hertziano de la señora Francis al de Freud, aunque acabarán confesando en psicodrama grupal chicos/ chicas:
- Quisiera haber sido Heidi.
A la mujer honesta y calderoniana le han hecho diez mandamientos: «Estarás obsesionada por tu marido». «Hablarás las veinticuatro horas de novios». «Aspirarás a lujos». «Serás adicta a la mesa camilla». «Serás alérgica a las chirlas y mejillones». Y así todo el rollo patatero. Este decálogo va sobre estilizadas ilustraciones del gran Freixas de nuestras historietas infantiles. (La pegamoidad y el chochonismo prolongan a Cocteau y sus niños terribles, eligen/erigen la infancia como reducto para putrefaccionar/ ignorar el mundo de los padres).
«La tarde estaba ya declinando / en ese punto tecnicolor / como paisaje la hermosa playa / y de testigo tan sólo Dios». Enrique Naya saca a Lola Flores acrílicoaglomerada, desnuda en el agua. Fanny canta el petardeo en Ibiza y decide que, a la hora del amor, «la mitad de la isla es para mí y la otra mitad para la Ursula Andress». O el romance, tan español, de Marina Llanos Martí: «Al cabo de varios años / de asistenta en Budapest / tuvo una visión extraña / estando en pedo de té: / a la Virgen y a dos santas / vestiditas de lamé». Carrero y Naya han fundado una casa/convento de estrellas descarriadas. Fabio de Miguel hace novela porno, contrachapeado y baile rock en Golden Village de Silver Limousine. Tesa Arranz, androbellísima, se tapa el ojo derecho, descubre su seno izquierdo, tiene veintiún años y va de música zombie y política internacional. El Berlanguita es vip por sí mismo. Todos vienen de la publicidad y de la moda, del cine cheli, el punk ambiguo, el rock/kitsch y el terror en el hipermercado, como Alaska, que se hizo punk «porque lo vio en el Diez Minutos». Son el manierismo irónico aún con poca maniera, con poca manera, con poca mano, pero con mucho englobe, cuelgue y risa. La Prensa del corazón y más abajo se ve que les fascina como espejo en cuatricomía del capitalismo sentimental en que vivimos.
«Caminaba Flor de Lotus / por la impávida pradera / y los búfalos de mimbre / le tocaban la cadera». «Trastornada por las lluvias, operada de los nervios», etcétera. En su sala de Núñez de Balboa preparan una colectiva sobre el Valle de los Caídos.
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