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La ausencia española de Cancún ganada a pulso

España estará ausente de Cancún por méritos propios. El Gobierno que presidió Adolfo Suárez no se dio por enterado de la cumbre hasta comienzos del presente año, y cuando intentó presentar su candidatura, la lista de participantes estaba materialmente cubierta. Luego vino el cambio de Gobierno, y en la agenda que heredó Leopoldo Calvo Sotelo ni siquiera figuraba este tema, según confesó el nuevo presidente al líder de la oposición, Felipe González.Los preparativos de la cumbre datan del pasado año. Fue la-comisión Brandt la que propuso una conferencia de "unos veinticinco jefes de Estado" para intentar un acuerdo político sobre el nuevo orden económico internacional.

Once ministros de Asuntos Exteriores se reunían en noviembre de 1980 en Viena para tratar cuestiones de procedimiento y depurar una primera lista de asistentes.

Sin instrucciones del Ministerio

En medios diplomáticos españoles de la capital mexicana se asegura que el Ministerio de Asuntos Exteriores, dirigido ya por José Pedro Pérez-Llorca, no dio las instrucciones hasta mediados de enero, unos días antes de la dimisión de Adolfo Suárez. Al parecer fue el propio presidente quien ordenó que se hiciera todo lo posible por estar en Cancún, tema que no había merecido ninguna toma de posición por parte del palacio de Santa Cruz.

La crisis de Gobierno y la intentona golpista, con el consiguiente proceso de interiorización política, ayudaron a que España perdiese la oportunidad de sentar a su jefe de Gobierno junto a una veintena de presidentes con la posibilidad -quizá única- de dialogar durante tres días sin protocolos.

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La lista ya estaba cerrada

En el mes de marzo, la lista estaba cerrada. Los once ministros de Asuntos Exteriores se habían reunido por segunda vez en Viena para dar a conocer la relación definitiva de invitados. En su viaje a México el pasado mes de julio, Calvo Sotelo efectuó una última tentativa.

Oficialmente se dijo que la imposibilidad de extender el número de asistentes excluyó a España. Felipe González opinaba por el contrario que, de haberse movido a tiempo, Calvo Sotelo podía haber estado hoy en Cancún.

Existen excelentes relaciones con los dos países organizadores, (México y Austria) y las naciones desarrolladas no se hubieran, opuesto a incluir a la representación española, en su bloque.

Al margen de que se hubiera o no conseguido, la diplomacia de la España democrática se ha mostrado incapaz de mantener el puesto que consiguió el último Gobierno franquista en la Conferencia Norte-Sur de París, a finales de 1975. Tal vez por problemas de política interna, segurainente por una falta de sensibilidad hacia el tema.

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