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La colza
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El nitrobenceno podría ser el causante del envenenamiento masivo por aceite tóxico

El aceite de colza desnaturalizado con anilinas, importado por RAPSA para uso industrial, y distribuido por Raelca para consumo humano, podría haber sido mezclado en Francia con grasas animales inutilizadas mediante un producto altamente tóxico llamado nitrobenceno. Las autoridades españolas investigan ahora esta, segunda hipótesis en colaboración con las francesas, sin descartar la posibilidad adelantada anteayer por EL PAÍS de que alguna de las cisternas utilizadas en el transporte tuviera restos de productos tóxicos.

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Un desnaturalizador altamente tóxico

La hipótesis del nitrobenceno como desnaturalizador de grasas animales desviadas del consumo humano al industrial no estará contenida en el Libro blanco sobre el envenenamiento, que puede ser presentado al público mañana lunes.Las autoridades españolas han realizado varias preguntas a las francesas con relación al uso de nitrobenceno en las grasas, y en estos momentos se estudian también otros desnaturalizadores comunes en Francia para ayudar en la. investigación médica por si esta hipótesis pudiera conducir a algún resultado positivo. Medios oficiales consultados por este periódico han manifestado que cabe la posibilidad de que el aceite de colza desnaturalizado con anilinas pudiera contener mezcla de sebos animales previamente desnaturalizados con nitrobenceno, lo que podría haber originado reacciones en cadena desconocidas hasta el momento dentro de la complejidad de la química orgánica.

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"Vendimos el aceite para uso industrial"

No obstante, María Eugenia Gorrochategui, esposa de Fernando Bengoechea, gerente de la firma importadora RAPSA, declaró anoche a EL PAÍS que tiene en su poder los análisis de la empresa francesa suministradora de la colza, y en ellos sólo se aprecia la existencia de un 2% de anilina junto al aceite vegetal, y que ella desconoce si tenía o no mezcla de grasa animal. La esposa de Fernando Bengoechea señaló también que «RAPSA nunca envió cisternas de aceite desnaturalizado a Itehace, en Sevilla, como parecía deducirse del mapa publicado ayer por EL, PAÍS, sino que envió las tres primeras cisternas de transporte industrial a Raelca, en Alcorcón, una de las cuales fue desviada por el señor Ferrero hasta los depósitos de Danesa Bau en Madrid, precediéndola con su automóvil. Las otras dos cargas fueron servidas por RAPSA en cisternas enviadas por Raelca a San Sebastián, y no sabemos el rumbo que tomaron tales cisternas de transportistas desconocidos por nosotros hasta ese momento», añadió la esposa de Bengoechea, «y, por tanto, la orden de ir a Itehache la dio Raelca sin que nosotros supiéramos a dónde iba. ¿Cómo íbamos a servir aceite industrial a Raelca si hubiéramos sabido que lo iban a dar a las personas? Somos industriales honrados», dijo la esposa del gerente de RAPSA, procesado y detenido junto a su hermano, Juan Miguel Bengoechea, desde principios de julio.

"Mi marido nunca conoció personalmente a Ferrero"

«Es falso que mi marido se entrevistara personalmente con los responsables de Raelca, ya que sólo conocía a Ferrero por conversaciones telefónicas», señaló la esposa de Bengoechea en las declaraciones que hizo anoche a EL PAÍS. Su relato de los hechos fue el siguiente:

«Llevamos trece o catorce años vendiendo aceite de colza desnaturalizado para usos industriales sin ningún problema a todas las industrias siderúrgicas y metalúrgicas del País Vasco sobre todo. Nosotros siempre hemos servido el aceite importado de Francia en cisternas de uso industrial, porque nunca pudimos suponer que alguien lo iba a destinar a consumo humano. ¿A quién se le iba a ocurrir una cosa así?».

«Mi matido recibió una petición por teléfóno a primeros de febrero de un tal Ferrero, de Raelca, a quien no conocíamos. Dijo que nos había recomendado Jorpi, de Barcelona, como suministradores de aceite desnaturalizado de colza. Nos pareció normal desde el primer momento. Ferrero prometió pagar al contado, por lo que nosotros corríamos con los costes del transporte. Nuestro transportista, Félix García, está acostumbrado a servir nuestro aceite para uso industrial».

«El primer envío lo hicimos con aceite de colza desnaturalizado, pero ya refinado, a los depósitos de Raelca en Alcorcón (Madrid) y nos sorprendió un poco que nos lo devolviera porque lo prefería sin refinar. Así es que tuvimos que enviarle de nuevo otra cisterna de colza sin refinar. Ahora me explico por qué lo quería sin refinar, para poder quitarle, al mismo tiempo que lo refinaba, la anilina que le daba el color marrón y no azul, como se ha venido diciendo ».

«Nos compró cinco cisternas, de marzo a mayo, de unas veintidós toneladas cada una. En total, creo que fueron alrededor de 100.000 kilos. Nosotros vendemos el aceite en bruto a 75 pesetas el kilo y lo compramos en Francia a 65 pesetas. En el caso del refinado, pero siempre Con la anilina, lo vendemos unas diez pesetas más caro el litro. Raelca recibió el primer camión cisterna sin refinar hacia el 19 de marzo y lo descargamos en Alcorcón. Otra cisterna fue después también a Alcorcón. Pero la tercera, o la segunda, no recuerdo bien, fue dirigida por el propio señor Ferrero a la empresa Danesa Bau, y allí se descargó. Las dos últimas cargas las recogió Raelca con cisternas contratadas por Ferrero y no sabemos lo que hicieron con ellas».

"Tuvieron que ser muy rápidos"

«Tuvieron que ser muy rápidos en el refino, en el tratamiento de renaturalización para quitar el olor y el color marrón de la anilina, en las mezclas con otros aceites y en la distribución para el consumo humano, porque recibieron nuestro primer envío a mediados de marzo, y a principios de mayo ya había algún muerto por intoxicación y bastantes envenenados por lo que entonces se llamó la neumonía atípica».

«Raelca nos pagó, efectivamente, al contado y contra recibo de la mercancía envió los talones. Cada cisterna costaba un millón de pesetas. Los demás clientes siempre suelen pagar a treinta, sesenta o noventa días, y nos llamó la atención que pagaran al contado y tan rápido, pero como estaba subiendo la demanda de colza desnaturalizada no nos preocupamos. Yo le digo que jamás lo hubiéramos servido si hubiéramos tenido la más ligera sospecha de lo que iban a hacer con ello. Pero ¿quién puede pensar una cosa así? ».

«Ellos nos pagaron al contado, pero nosotros no hemos podido pagar nuestras deudas en Francia, porque cuando detuvieron a mi marido y a mi cuñado Juan Miguel nos bloquearon las cuentas de la empresa, y no hemos podido hacer frente todavía a esos pagos. Actualmente debemos aún tres millones de pesetas a la suministradora francesa».

María Eugenia Gorrochategui insistió, finalmente, en aclarar que la flecha que apareció ayer en el mapa publicado por EL PAÍS, desde San Sebastián hasta Sevilla, no respondía a ninguna orden de RAPSA, sino que fue recogido allí por encargo de Raelca sin sospechar hacia dónde se dirigía.

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