Reagan decidirá en breve sobre la modernización nuclear norteamericana
La modernización de las fuerzas nucleares norteamericanas coloca al presidente Ronald Reagan ante una elección dificil y costosa, que debe ser conocida en un plazo entre quince días y un mes. Fundamentalmente, se trata de elegir el sustituto del bombardero "B-52', en servicio desde 1956, y decidir cómo se desplegarán los nuevos misiles intercontinentales "MX", un cohete gigante de veintiún metros de largo, que transporta diez ojivas nucleares."Es una decisión de un peso enorme, que tendrá consecuencias directas en el equilibrio estratégico en el mundo durante los próximos treinta años", estimó Henry Catto, portavoz del Pentágono.
El anuncio de esta doble elección, que se esperaba para principios de este verano, se postergó a consecuencia de los desacuerdos entre los expertos del secretario de Defensa, Caspar Weinberger, para estudiar las diversas opciones.
Aunque hay una unanimidad de criterios en el Pentágono y el Congreso sobre la necesidad de reemplazar lo más rápidamente posible la fortaleza volante "B-52", las opiniones se dividen sobre el aparato que lo sustituirá.
Dos opciones se barajan. Construir un nuevo bombardero utilizando la tecnología stealth, llamada del avión invisible, y recuperar el "B-1", bombardero de penetración estratégica, cuya producción fue interrumpida en 1977 por el ex presidente Jímmy Carter. Una segunda opción, apoyada por el Ejército del Aire, prevé la construcción de cien "B-1" modificados. Varios miembros del Congreso son contrarios a la resurrección del "B-1", fundamentalmente por su coste elevado (más de 10.000 millones de pesetas por aparato).
Respecto al "MX" sus emplazamientos previstos en los Estados de Utah y Nevada, en plataformas móviles, ha creado problemas con las autoridades de esos Estados y con los grupos religiosos (mormones) y ecologistas.
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