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Ventura de Olaguíbel: "Existe miedo a la cultura y miedo a la libertad"

La inexistencia de una política cultural, «mal sustituida por la inercia de una administración cultural rutinaria», es la primera de las conclusiones a que ha llegado José Ventura Olaguíbel, director gerente de la agencia Efe, en un debate celebrado en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, de Santander, en el que también intervino Antonio Garrigues Walker. Bajo el título Diagnóstico nacional, Garrigues analizó la situación socioeconómica y política, mientras que Olaguíbel hacía el diagnóstico cultural, afirmando que en nuestro país existe «un miedo a la cultura, engendrado por un temor instintivo a los riesgos de la libertad».« Durante la transición política», dijo José Ventura Olaguíbel, «nos hemos ocupado de todo menos de lo que debe estar en el hondón de todo sistema de convivencia. Obnubilados por el primun vivere, las urgencias de la economía y las exigencias de la política, nos ha pasado con la cultura lo que en el romance viejo... «Con la grande polvareda perdimos a don Beltrane ... ». Y, sin embargo, pocos asuntos son tan importantes para una comunidad como la cultura, que es la que hace posible para un pueblo no ya tener más, sino ser más».

El miedo a la cultura por parte de la España oficial, en un «persistente divorcio con la España real», se traduce en la promoción de una cultura de barniz y de salón, evitando sistemáticamente la cultura liberadora, y en una «absoluta falta de credibilidad, porque se ha suplantado la información esencial por otra información no relevante». Según Olaguíbel, otro de los males que aquejan a la cultura nacional es que se ha sustituido el qué por el quién, como ya señaló Madariaga, es decir, la permanencia del criterio de autoridad de quién lo dice antes del qué se ha dicho.

Este reaccionar ante los hechos con escasa agudeza y precisión, suplantando la realidad con palabras mecánicamente repetidas, es el subproducto de la carencia de una cultura innovadora, incapaz, por ejemplo, en opinión de José Ventura de Olaguíbel, de «plantearse una seria reflexión crítica sobre el ser de España, de definir un a modo de «manifiesto español para la supervivencia», o de elaborar una necesaria «ley de defensa del idioma español»

A la sesión final, celebrada en la sala al aire libre Bohío, asistieron más de 3.000 personas. Entre ellas, autoridades como el presidente del Consejo del País Valenciano, Enrique Monsonís; el gobernador de Castellón y alcaldes de distintos municipios. Concluida la actuación de los cuatro finalistas, y antes de dar lectura al veredicto del jurado, Julián García Candau, redactor-jefe de EL PAÍS, nacido en Vila-Real, el mismo pueblo de Francisco Tárrega, leyó «un artículo periodístico» sobre el certamen. Reivindicó la personalidad de Tárrega, quien «sacó la guitarra de las tabernas y la introdujo en los conciertos», a quien comparó con Blasco Ibáñez y Sorolla. Criticó la política del Ministerio de Cultura, que no ha dado ni un duro para este acontecimiento, haciendo extensivas sus críticas a la actuación del Consejo del País Valenciano, ausente también en la dotación económica al certamen de guitarra.

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