La lucha en El Salvador
EL RECRUDECIMIENTO de la actividad guerrillera en El Salvador, que el Gobierno considera como una ofensiva general -quizá para poder valorar mejor su aplastamienlo cuando se detenga-, ha encontrado ya una respuesta contundente por parte de Estados Unidos, El embajador Hinton ha declarado en la sede-bunker de su embajada, en El Salvador (rodeada de murallas y sacos terreros y marines armados, como estuvo un día la de Salgón) que su país fortalecerá a la Junta con la ayuda que necesite para que, según sus palabras, "los Carpios de este mundo no ganen". Se estaba refriendo a Salvador Cayetano Carpio, a quicil se considera el jefe militar de la guerrilla formada por distintos sectores de la oposición democrática, que Estados Unidos considera claramente como un instrumento de la Unión Soviética. Una trampa con el nombre equívoco de Frente Revolucionario Democrático está engañando a un cierto número de países del mundo occidental, según la opinión de Estados Unidos. Esta tesis coincidía con la que en Chile, Uruguay y Argentina -es decir, países con dictaduras militares- ha expresado Jeane Kirkpatrick, embajadora de Estados Unidos en la ONU, que realiza un viaje de los llamados "de buena voluntad" por el Cono Sur (su valor principal ha sido explicar a Pinochet, con quien ha tenido una entrevista, que el caso de Oriando Letellier -ministro de Allende asesinado en Estados Unidos- estaba definitivamente concluido): Kirkpatrick ha elogiado a estos regímenes por haber rechazado "los ataques guerrilleros contra la sociedad" y explicado que "su experiencia es muy importante para enfrentarse con acontecimientos semejantes en Guatemala y Costa Rica y El Salvador. El recrudecimiento de las actividades guerrilleras es más bien una forma de presión para llevar a otro terreno las ofertas del Gobierno -favorecidas por la Embajada de Estados Unidos- de nombrar una Asamblea constituyente en el mes de marzo próximo, la cual se encargaría de redactar una nueva Constitución y una ley electoral, que más adelante podría hacer regresar al país a un sistema civil y democrático. La forma en que está prevista la Asamblea, y los proyectos de Constitución y ley electoral, parecen inadmisibles a los miembros del Frente, que consideran que no es más que una forma de intentar convertir el régimen de golpe de Estado y dictadura en un Estado de derecho sólo de apariencia. Es cierto que algunos países occidentales, y uria gran parte de la opinión democrática en Europa y los países americanos, comparten esta opinión, y niegan que la guerrilla esté movida por el dinero, las armas y los instructores de la Unión Soviética y Cuba. Creen, por el contrario, que es la permanencia ilegal de la Junta y las matanzas continuas -en masa o en atentados individuales- los que están radicalizando a la oposición y los que pueden provocar un estado de guerra civil de consecuencias incalculables. La doctrina Reagan es intransigente en este punto, y sólo admite que los rnovimientos revolucionarios están ocasionados por la URSS. En el caso concreto de El Salvador, estima que los demócratas que forman parte del Frente están prisioneros de las guerrillas COMUnistas y no tienen ya capacidad de reaccionar.
La decisión de Estados Unidos es la de aumentar la ayuda nillitar -no sólo en dinero, sino en armas y asesores- a medida que aurnente la ayuda soviética a los guerrilleros; es decir, que a cada nuevo riesgo de caída de la Junta habrá un nuevo esfuerzo de Washington para sostenerla.
La posibilidad de que El Salvador toda la zona centroarnericana se conviertan en un nuevo Vietnam, que pareció influir sobre los antiguos ocupantes de la Casa Blanca y sus asesores. No recibe nineuna consideración real por parte de Reagan.
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