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Moscú antepone las negociaciones sobre desarme con Washington a su apoyo a Gadafi

La Unión Soviética parece dispuesta a hacer todo lo posible para que llegue a celebrarse una reunión en la cumbre soviético-norteamericana, a pesar de los numerosos problemas que existen entre las dos potencias, especialmente desde que Ronald Reagan llegó al poder, estiman los observadores políticos en Moscú.El último ejemplo que confirma esta actitud soviética es la moderada reacción del Kremlin ante el incidente libio-norteamericano. Conseguir un acuerdo de limitación de armas estratégicas con Washington es un objetivo prioritario de la diplomacia de la URSS, al que se supeditan las diferencias con Estados Unidos e incluso las relaciones con países amigos, como Libia.

Esta moderación relativa contrasta con los ataques sistemáticos contra la política norteamericana en materia de armamento. La decisión del presidente Reagan de fabricar en serie la bomba de neutrones desencadenó la cólera de los comentaristas, quienes encontraron epítetos antinorteamericanos dignos de los momentos álgidos de la guerra fría.

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Frialdad entre Moscú y Trípoli

Por otra parte. las relaciones entre la URSS y Libia son mucho más frías de lo que generalmente se cree. Moscú ha sido, desde luego, el principal proveedor de armas del coronel Gadafi. quien ha comprado en los últimos años unos 12.000 millones de dólares de material bélico, según estimaciones occidentales.Los dos países no han establecido, sin embargo, un tratado formal de amistad y cooperación. Sus relaciones diplomáticas se mantienen a un nivel discreto y la visita de Gadafi a Moscú del pasado mes de abril fue la primera en cinco años y terminó sin demasiados resultados.

Las declaraciones del líder libio sobre la independencia de Afganistán y Polonia sentaron mal en Moscú, pero uno de los principales factores de desacuerdo, reside en las posiciones respectivas sobre Oriente Próximo. La Unión Soviética reconoce el derecho a la existencia del Estado de Israel, lo que no acepta el régimen libio. Además, Moscú quiere volver a ser una parte activa en las negociaciones la búsqueda de una solución global del problema de Oriente Próximo, mediante una conferencia internacional, algo en lo que Gadafi no parece estar interesado en absoluto.

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