Lengua catalana

Hay que felicitar a EL PAÍS por abrir sus páginas a un tema tan polémico y apasionante como es la problemática lingüística en Cataluña. Sobre todo, después del editorial criticando el manifiesto y los artículos de Aranguren y Savater con sus posturas antimanifiesto, demostrando una falta total de sensibilidad de tan preclaros intelectuales.Existe discriminación por la lengua en Cataluña. Esto es un hecho real y evidente que se vive cada día en todo tipo de manifestaciones. La línea política de la Generalidad tiene como objetivo final la uniformidad total de la comunidad catalana en detrimento de los castellano-hablantes, es decir, aproximadamente el 50% de la población.

El intento de justificación de este genocidio cultural que se intenta conseguir se basa en la persecución que ha sufrido la lengua catalana, sin tener en consideración que si alguien ha sufrido en España (y no sólo culturalmente) hemos sido los emigrantes. El dejar los arados, los burros e incorporamos a otras tierras con el desarraigo e incertidumbre que comportan no tiene comparación con la defensa de una identidad cultural totalmente justa. Que ahora, en defensa de esta identidad, se nos obligue a adquirir una cultura ajena si no queremos sentirnos discriminados, se nos diga que tenemos las puertas abiertas para el que no esté contento (siendo el 50% & la población) se marche, que se nos desprecie (¿es esta la palabra, señor Barrera?), recuerdan tiempos que es mejor dejar en el baúl de los recuerdos y que sólo tienen un nombre: fascismo.

Es triste ver cómo los partidos de izquierda (PSC y PSUC), por miedo a dividir la comunidad y por una actitud electoralista, estén asistiendo impasibles a esta uniformidad, teniendo en consideración que sus votantes somos mayoritariamente castellano-hablantes. /