Los agricultores franceses amenazan con adoptar medidas contra el turismo europeo hacia España

A finales del próximo mes de agosto, los agricultores franceses del Suroeste, productores de vino, frutas y legumbres, boicotearán con toda clase de acciones el paso del turismo hispano-francés, si antes de esa fecha el Gobierno de París no ha paliado sustancialmente sus problemas. De momento continuarán interceptando los camiones españoles e italianos. La ministra de Agricultura, Edith Cresson, y el primer ministro, Pierre Mauroy, advierten a los agricultores sobre las medidas firmes que aplicarían en caso de una explosión salvaje del descontento que, en los medios profesionales, no se descarta.

Ayer se reunieron en Narbona los denomidados estados generales de los agricultores de vino y frutas y legumbres del Suroeste. Todos los comités de acción de esta región estaban presentes. De la misma manera, en 1976 estalló la cólera que causó dos muertos, un policía y un manifestante. La razón entonces era la misma de hoy: la entrada en el mercado francés del vino italiano y español y de los agrios hispanos.En un principio, los estados generales se proponían ayer desencadenar una guerra contra el turismo, que, a lo largo de los próxímos días, afectaría de manera preferente a los franceses que viajan de vacaciones a España. Durante las últimas veinticuatro horas, el primer ministro y la ministra de Agricultura han amenazado por una parte y por la otra han intentado calmar a los agricultores con algunas compensaciones comunitarias.

Las autoridades galas admiten el estado desastroso de la agricultura de esta región, «pero en dos meses que llevamos en el poder no es justo exigirnos que solucionemos un mal agravado durante los últimos veinte años», arguyen. Paralelamente, Edith Cresson ha conseguido de las autoridades de la Comunidad Económica Europea (CEE) que satisfagan, en parte, las reivindicaciones de los productores de vino. La más importante consiste en que, de manera inmediata, la CEE permitirá la destilación de dos millones de hectolitros de vino italiano, con lo cual se suprime del mercado francés el equivalente de tres meses de importaciones de ese país.

El problema del vino

La acción del Gobierno ha evitado lo peor inmediatamente, pero los agricultores persistirán en su labor de boicoteo de los camiones de vino procedentes de Italia y de España, aunque el tinto italiano, en estos momentos, es el que más les perjudica, debido al abultado aumento de las importaciones de este país. París, por su lado, acentúa el control, y los comités de acción del mundo agrícola se han ubicado en todos los puntos estratégicos.Los sindicatos profesionales declararon que «la situación es preocupante» y que las medidas adoptadas por París «son insuficientes». En estos medios se estima que los socialistas «no han reflexionado, tal como cabía esperar, sobre la organización de la agricultura». De manera general se admite que la reglamentación comunitaria se revela una y otra vez ineficaz.

Por fin, el suroeste francés es un coto tradicional del partido socialista, que, no menos tradicional, lo es la guerra que les confronta con los comunistas (hoy en el Gobierno), que ahora, como siempre, acechan los beneficios electorales que les puede ofrecer una situación profesional difícil y delicada como la presente.