Memorial de agravios

Ya se han publicado en EL PAIS, el día 5 de julio, el Manifiesto de los 2.300 y un memorial de agravios de los redactores del mismo centra el diario. Al lado, en una ejemplarización del método Ollendorf (o similar), el manifiesto de 1924 y, un segundo memorial de humillaciones pasadas. Y así, con la prresentación de cuatro textos presuntamente implicados en el mismo tema, pero, en realidad, estancos y ajenos dos a dos (en los asuntos y en el tiempo); así, decía, se pretende abrir un diálogo constructivo, honesto y tal.A tal pretensión me acojo con el fin de opinar sobre el tema central: la marginación idiomática de los emigrantes monolingües, es decir, sobre si hay esta marginación o no.

Los 2.300 se quejan de cosas graves y ciertas, al parecer, y de otras cosas más difusas y vagas. Nos solemos lamentar de que los hijos de nuestros compatriotas emigrantes... extrapirenaicos reciben enseñanza diglótica no en castellano. ¿Qué sucede en los dominios de la Generalidad? Los 2.300 denuncian que hay hijos de los charnegos que reciben enseñanza obligatoria en catalán y, según mis noticias, estas cosas se dan, en efecto, reproduciendo la situación de la Europa comunitaria,

Por otro lado, ¿que se emiten comunicados oficiales en catalán?, ¿que en las reuniones oficiales se habla en vernáculo? Pues sí, pero uno, turista mesetario y tal, se va

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enterando a la lectura y si se pide con educación y delicadeza y si el interlocutor no es demasiado bestia, a lo mejor le hablan a uno en castellano y todo.

Si el (¿honorable?) señor Barrera se ha descolgado diciendo o queriendo decir que el que no esté conforme se vaya, en fin, es algo bárbaro, ¿no? Por el contrario, si no lo ha dicho ni insinuado, el atribuírselo es bastante guarro, ¿no es cierto?, lo mismo respecto del funcionario ese al que se le atribuye lo de que «los charnegos no tienen cultura» (ni ministro de tal).

Junto con hechos graves, menos graves y etéreos, los 2.300 cargan su manifiesto de más dramatismo que el que requiere la situación. Ahora bien, atribuirles propósitos desestabilizadores y antidemocráticos es, cuando menos, excesivo, insultante y desproporcionado. Y si EL PAIS lo ha hecho (no leí el tal editorial) debería reconocer su exceso y que así no se fomenta el descrispe.

Se está, estamos todos, en un momento de ajustes y hay que tratar de moverse hacia adelante, entre todos; reconociendo los errores lógicos (los que cometen los que hacen cosas), cada uno los suyos. Pero aquí nadie reconoce nada, nadie se confunde, nadie dice «se nos ha ido la mano»; ni EL PAIS, ni los 2.300, ni el (¿honorable?) señor Barrera, ni nadie. ¡Qué país más estupendo éste!, nadie se confunde.

Vamos a tratar de entendernos los mesetarios (y murcianos y demás preautonomías) con los catalanes, los bilingües y los monolingües, los que parten el bacalao y los que tienen que trabajarse el bacalao, los que viven en la tierra que les vio nacer y los que no. Pero con buenas maneras, tratando de entender lo que dicen aquellos que no sólo piensan diferente y hasta opuestamente, sino que incluso (creemos) se desmandan y exceden en sus actitudes. Buscando, en un tira y afloja, el acoplar posturas, sin denuncias ni acusaciones. Razonada y razonablemente. / .