El ministro de Cultura clausura las jornadas culturales de UCD en Ibiza
La supervivencia de la censura y los ataques a TVE, temas dominantes
La censura sobre la creación cultural subsiste en el Estado democrático, aunque reviste formas distintas a las del anterior régimen. A pesar de que esta práctica censora ha sido desterrada de la legislación y de los organismos administrativos, existen otras formas en el cuerpo social e incluso la autocensura de los propios creadores. Esta es una de las conclusiones más generales y compartidas por los asistentes en Ibiza, los dos días pasados, a las jornadas sobre «Censura política y creatividad cultural», organizadas por la Secretaría de Educación y Cultura de UCD y por la Fundación Humanismo y Democracia, que el ministro de Cultura clausuró ayer.
El tema del control del poder que dan los medios audiovisuales dividió a muchos de los más de cincuenta participantes. El propio ministro de Cultura, Iñigo Cavero, reconoció en su intervención de clausura que los medios audiovisuales son un canal de cultura de primer orden, «por lo que hay que establecer una cierta filosofía y deontología de los medios que corresponden a los profesionales. Estos profesionales son responsables del enorme poder que les dan los medios».A pesar de todo esto, Iñigo Cavero se mostró contrario a cualquier reglamentación de la libertad de expresión en cualquier medio. «Los jueces», dijo, «establecerán el límite de lo legítimo en lo referente a la libertad de expresión ».
Tras una primera sesión, anteayer, sobre «Cambio político y creación cultural», en la que intervinieron, entre otros, José Antonio Escudero, Fernando Chueca Goitia, Javier Tusell, Gonzalo Fernández de la Mora, Teresa Mendizábal, Luis Miguel Enciso, González Quirós, José Luis Vázquez, García Margallo y José Ignacio Wert, se abordó el tema «Autoritarismo y democracia en los medios de comunicación social».
Para el ponente de esta segunda sesión, Alejandro Muñoz Alonso, existe en la actualidad una relación poco propicia entre los medios de comunicación y el Estado, «más bien un enfrentamiento de aquéllos con el poder. El Estado», dijo el directivo del grupo Editorial 16, «debe proteger la libertad de expresión, que tiene los únicos límites que se derivan de la responsabilidad social de los informadores. Hay que llegar a un equilibrio entre libertad de expresión y de responsabilidad social. Los medios deben tener en cuenta los grandes intereses nacionales».
Proceso contra Televisión Española
El último debate sobre creación cultural y censura se centró prácticamente en un juicio a los actuales programas de televisión y un alegato en favor de las televisiones privadas, desde que el director de orquesta Enrique García Asensio, que habló de la censura musical en España, se refiriera a determinados programas de Televisión Española en los que habían aparecido tacos. «Los españoles», dijo, «somos muy dados a confundir la libertad con el libertinaje».El director de cine Luis García Berlanga, que contó algunas anécdotas de la censura cinematográfica en España, confesó que él encontraba «más bonito el libertinaje que la libertad, porque el primero es la libertad más algo más», y definió la censura como «todo lo que me impide acceder a mis deseos. La censura cinematográfica», añadió Berlanga, «proviene en estos momentos no de la Administración, sino de la descapitalización de nuestro oficio. Con Franco podíamos comprar caballos aunque no podíamos contar lo que queríamos; ahora que podemos decirlo, no podemos comprar los caballos».
El también director de cine Fernando Méndez Leite se refirió a los problemas de producción en España como una forma de censura. «Ahora es prohibitivo rodar en España porque no existe una industria cinematográfica ». Méndez Leite habló también de los efectos de la autocensura de los directores
El director general de Cine Matías Vallés, definió la censura como una actividad restrictiva de la libertad de expresión y que ha sido desterrada oficialmente por la Constitución, La censura en la creación literaria fue expuesta por Félix Grande, quien señaló que los problemas de censura y autocensura en este ámbito son paralelos con los de otros campos de la creación. «A pesar de que existen ahora cotas muy altas de libertad», dijo, «hay creadores que han interiorizado las presiones de la censura y ha aparecido el fenómeno de la autocensura».
Tras la defensa que hizo Fernando Chueca Goitia de la necesidad de un código de urbanismo que evite la destrucción del patrimonio, que fue propiciado por el anterior régimen, y la intervención de Amando de Miguel, que situó la censura como un hecho normal dentro de la sociedad siempre que exista en ésta una desigual distribución del poder, el senador Joaquín Satrústegui criticó a la actual televisión española. «En Televisión Española no manda el Gobierno, mandan unos señores particulares a quienes no se pone nombres». Se pronunció en contra de la televisión monopolista, a favor de la privada y en contra de los programas «que no respetan la intimidad».
Defensa de la televisión privada
Manuel Martín Ferrand y Eduardo Merigó también defendieron la televisión privada como uno de los posibles medios de mejorar los contenidos. La misma tesis, aunque con distintos argumentos, defendió Gonzalo Fernández de la Mora, quien partió del hecho de que Televisión Española es un problema nacional de primerísimo rango, «aunque existe en ella en estos momentos una marxistización ideológica».El director de RTVE, Miguel Angel Toledano, dejó claro quiénes son los que dirigen RTVE: «Un director de UCD, Fernando Castedo, con un equipo de profesionales sometidos a una normativa concreta aprobada por los representantes del pueblo español».
El ministro de Cultura, Iñigo Cavero, señaló en su intervención que la instalación de la cultura democrática es fundamental para el sistema. Añadió que la acción cultural del Gobierno debe dirigirse fundamentalmente a lograr una cultura para todos, aunque no sea de un gran rigor, antes que ensalzar a los grandes genios y grandes figuras. «No es misión del Estado, ni de los partidos políticos», dijo por último, «crear cultura, sino permitir que ésta se desarrolle».
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