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Canarias recupera el ambiente surrealista de los años treinta

Exposición itinerante de los maestros europeos de la tendencia

Junto a Cruz y Raya, Revista de Occidente y Caballo Verde para la Poesía, hubo en los años treinta en España una revista cuya voluntad de ruptura con la cultura tradicional, así como su rigor estético y su proyección internacional, la ha convertido en inolvidable a la hora de elaborar una historia de las ideas estéticas españolas de este siglo. Se editaba en Tenerife, se titulaba Gaceta de Arte, fue alevosamente clausurada por los que, precisamente en Canarias, iniciaron el golpe de Estado que dio como resultado una guerra civil, y su renacimiento en edición facsímils, presentado ayer enTenerife, ha devuelto a Canarias el ambiente surrealista de aquella época.

Alrededor de aquella publicación se creó un movimiento intelectual y artístico que cristalizó en la organización de la I Exposición Surrealista Internacional -la segunda que hubo a nivel mundial-, en la que estuvo presente el papa del surrealismo internacional, André Breton. Este año se han repetido ambas experiencias.Por un lado, ayer se presentó la edición facsímile de aquella revista, publicada ahora por Turner, y sigue en varias salas de arte de la capital tinerfeña un recordatorio de aquella histórica exposición. Es la II Exposición Surrealista de Canarias, que esta vez no se quedará en Tenerife, sino que recorrerá algunas de las restantes islas Canarias y, luego, las ciudades peninsulares de Barcelona y Madrid, y la isla de Palma de Mallorca.

La reedición en dos volúmenes de los 38 números de Gaceta de Arte, publicada entre 1932 y 1936 y segada por la guerra civil, ha devuelto a Canarias el ambiente de una época que en las islas se caracterizó por una profunda vocación internacionalista y de ruptura con los esquemas culturales tradicionales, así como por una profunda fe, por parte del grupo de intelectuales que inició aquella aventura, en las nuevas corrientes de experiffientación. El surrealismo jugó ahí un papel capital.

Para el grupo promotor de aquella aventura vanguardista, la revista fue un istmo que prolongó la isla hasta las principales capitales europeas. No es extraño, por tanto, que en medio de la naciente República, en 1932, Gaceta de Arte, vehículo de expresión de ideas entre optimistas y utópicas («A nosotros no nos preocupaba el cambio de sociedad, sino el cambio del hombre», señala su director, Eduardo Westerdahl), reflejará en sus páginas la explosión del mundo cultural que se vivía en Europa entonces. Surgen inevitablemente los vínculos con el surrealismo floreciente y, desde el primer momento, se firma desde Canarias una declaración surrealista que es publicada en la revista de arte francesa Cahier d'Art.

El hecho produjo, según recuerda Domingo Pérez Minik, uno de sus promotores, alguna división de opiniones. Entre los firmantes de la declaration figuraban Westerdahl, Pérez Minik, Agustín Espinosa, Pedro García Cabrera, Domingo López Torres y José de la Rosa, este último secretario general de la revista.

«Nuestro apoyo al movimiento de Breton no significaba que todos fuéramos surrealistas, pero nos interesaba mucho dar a conocer, "dar a ver", como dice Paul Eluard, aquel fenómeno», señala Westerdahl, que ya ha cumplido cincuenta años como crítico de arte. El gesto más atrevido de afirmación surrealista, sin embargo, se produce en 1935, cuando el grupo de intelectuales de Gaceta organiza la II Exposición Internacional del Surrealismo en Tenerife.

No cabe duda de que este paso tuvo una trascendencia histórica, a pesar de que sus propios impulsores ofrezcan hoy una versión casi natural de los hechos. Hay que tener en cuenta que la primera muestra de este tipo de arte se celebró en Copenhague, la tercera ya fue en Londres, y después se realizaron las de París, México, etcétera. La de Tenerife fue la primera en España. «Representó nuestro mayor sacrificio económico. Eduardo Westerdahl, Agustín Espinosa y yo», recuerda Pérez Minik, «tuvimos que firmar una letra, creo que por unas 4.000 pesetas, toda una fortuna entonces, y la estuvimos pagando hasta 1945, descontándonos unas cincuenta pesetas cada tres meses». Esta exposición, se lamenta Westerdahl, ha merecido una gran importancia en el exterior, pero ha sido casi omitida en España. El silencio no ha borrado, no obstante, los ecos de lo que se denominó foco surrealista canario, que parte desde Oscar Domínguez, pintor canario residente en Paris, quien motivó aquella importante exposición por su amistad personal con Breton y su vinculación al grupo surrealista francés. Aquel foco contó en sus orígenes, además, con Juan Ismael, otro artista de las islas que ha permanecido fiel a dichas fuentes. El mismo foco ha perdurado hasta hoy, con casos como José Dámaso o Cándido Camacho. el más reciente. Diríase que el paso de Breton por las islas para inaugurar la muestra dejó huella. además de una anécdota, la prohibición oficial de proyectar la película La edad de oro, de Buñuel. al ser calificada de inmoral. Lo que entorpeció los cálculos de recaudación basados por los organizadores en la exhibición de dicha cinta.

Hoy, 46 años después, se ha abierto en Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife una nueva exposición surrealista internacional, en la que participan obras de artistas que ya habían asistido a la de 1935 (Max Ernst, Tanguy, Magritte, Miró, Dalí, el mismo Oscar Domínguez y otros) y nuevas incorporaciones. La presentación de los dos volúmenes que contienen los 38 números de Gaceta de Arte se ha incluido dentro de un programa de actividades en relación con la misma reedición de aquella experiencia plástica, que hoy, por la amplitud de la obra seleccionada, tiene como marco dos importantes salas de arte de Tenerife: el Círculo de Bellas Artes y la galería Rodin. Simultáneamente, en el Colegio Oficial de Arquitectos, se ofrece una colección de exponentes de la arquitectura racionalista. «En Gaceta teníamos varios caballos de batalla: defendíamos la arquitectura racionalista, el surrealismo, el expresionismo alemán, y rechazábamos el realismo soviético», indica Pérez Minik.

Una historia de estrecheces

Aquellos 38 números dados de nuevo a la luz en formato de dos tomos, que ha ayudado a revitalizar el crítico Calvo Serraller, son fruto de una historia de estrecheces económicas. Treinta y seis de dichos números-fueron publicados, en su fase más modesta, en forma de periódico, y los dos últimos, con mayor número de páginas, salieron a la calle con el tamaño de un libro. ¿Por qué suspendió su edición Gaceta? Westerdahl y Pérez Minik, dos de aquellos hombres, hoy en plena actividad intelectual, coinciden en que el cierre fue inevitable y se produjo en julio de 1936, con el inicio del golpe de Estado de Franco, iniciado precisamente en Tenerife. «Lo mismo les ocurrió a Cruz y Raya, Revista de Occidente, Caballo Verde para la Poesía y todas las revistas vanguardistas del país. La guerra civil acabó con ellas, porque en líneas generales tenían un carácter de avanzadilla», señalan.En Gaceta de Arte estaban claras las diferencias ideológicas. El abanico político iba del marxismo al humanismo, abarcando a los que se confesaban católicos o expresamente surrealistas. «Pero todos éramos avanzados en cada campo», dice Pérez Minik.

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