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Vidal-Beneyto: "Se ha malversado la disponibilidad ciudadana en favor de la democracia"

Presentación del libro "Diario de una ocasión perdida"

«Entre 1970 y 1976 España despertó una gran disponibilidad ciudadana en favor de la democracia, que se ha malversado en estos cuatro años». Estas palabras del escritor y sociólogo José Vidal-Beneyto, pronunciadas ayer en el acto de presentación, en el Club Internacional de Prensa, de su libro Diario de una ocasión perdida, editado por Kairós, resumen la tesis de esta obra. Al acto asistieron políticos del arco parlamentario y de la izquierda extraparlamentaria, así como viejos integrantes de la Junta Democrática, a la que perteneció el autor.Vidal-Beneyto dejó claro que su planteamiento es radicalmente favorable, a la democracia, por lo que, en comparación con el marco de libertades alcanzado,«cualquier tiempo pasado fue peor». Añadió seguidamente que la democracia no puede agotarse en esas libertades formales, y que es preciso ahondar, junto a la representación, en la participación. Aseguró que no pedía la sustitución de los partidos ni la descalificación de la democracia, sino «una profundización reivindicativa de la democracia».

Estuvieron presentes en el acto, que derivó hacia un debate sobre la transición española a la democracia, personalidades de la derecha moderada y el centro (Carlos Ollero, José Mario Armero, Alfonso Osorio, Ignacio Camuñas, Rafael Arias-Salgado, Joaquín Ruiz-Giménez); del socialismo oficial (Ignacio Soteto) y del crítico (Pablo Castellano, Fernando Morán); del partido Comunista de España (Marcelino Camacho); procedenes de la izquierda extraparlamentaria (Francisca Sauquillo y Eugenio del Río), junto a otras que participaron en su momento en, las organizaciones de oposición a la dictadura, como Antonio García Trevijano y María Teresa de Borbón. En nombre de editorial Kairós, Paniker invitó a todos al debate.

Carlos Ollero defendió el procedimiento de reforma para realizar la transición, y acusé a los partidos políticos de oligárquicos y de no estar a la altura de las circunstancias. Ignacio Camuñas puso el acento en el hecho, no destacado por el libro, de que Franco murió en el poder y el Rey asumió la operación de suceder a Franco, a la vez que ser heredero de su padre, el conde de Barcelona. Reconoció los defectos de los partidos, pero aseguró que su origen está en la transición, «padre de los partidos».

Joaquín Ruiz-Giménez ofreció una visión positiva de la transición, que ha pasado del Estado autocrático, confesional y centralizado, al Estado de las libertades, laico y autonómico. Censuró que un libro que aboga por la participación popular no sea suficientemente inteligible para la mayoría de la gente. Pablo Castellano criticó los intentos de clubes y fundaciones de sustituir a los partidos, así como el empeño, desde la izquierda, por convertirse en alternativa de poder, en lugar de alternativa de sociedad. Fernando Morán criticó también el miedo a la sociedad de los partidos y su carácter «endogámico y malthusiano».

Marcelino Camacho valoró positivamente la transición, a pesar de no haberse hecho mediante la ruptura, la democratización del aparato del Estado el programa común y el Gobierno provisional. Rafael Arias-Salgado acusó numerosas omisiones en el libro de Vidal-Beneyto, entre ellas la de la crisis económica, el peso político y sociológico de los cuarenta años de dictadura y la situación internacional.

Francisca Sauquillo estimó un acierto el título del libro y criticó la reforma, por haberse convertido en un continuismo. Más radical, Eugenio del Río estimó imposible la democracia liberal con las Fuerzas Armadas y la burguesía pazguata y miserable que tenemos.

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