Polonia cierra filas para preservar su proceso renovador
En una atmósfera de «patria en peligro» y mientras los términos conminatorios de la carta del Kremlin están en el ánimo de todos, el Parlamento polaco ha acordado su apoyo total al primer ministro Jaruzelski y a la política de renovación que dirige. La reunión del Parlamento (Sejm), el viernes, después del ultimátum de Moscú desaprobando abiertamente al equipo dirigente, ha provocado una especie de «unión sagrada» en Polonia.Casi todas las intervenciones parlamentarias establecieron la imposibilidad «de dar marcha atrás» en el camino emprendido, si bien reconocieron la necesidad de que el Gobierno actúe «firmemente contra cualquier violación de la ley» y la de «oponerse severamente a toda actividad contraria a la Constitución, al socialismo y a las alianzas de Polonia», términos todos ellos que se repiten en las instituciones polacas desde el fin del undécimo pleno del Comité Central del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), el pasado jueves.
Todas estas advertencias no han sido dirigidas contra el sindicato independiente Solidaridad, sino contra los «extremistas» y «los locos furiosos» que, según los oradores, colocan al país al borde de la «tragedia nacional». El propio Walesa hizo ayer un nuevo llamamiento a la moderación y opinó que lo que Polonia necesita en la hora actual es calma.
Las diversas intervenciones en el Sejin subrayaron la necesidad del diálogo y la concertación entre las autoridades y los sindicatos libres, así como una aceleración de la puesta en marcha de la reforma económica.
A pesar de la presión que supone todavía la carta del Kremlin, para el que el actual equipo dirigente Kania-Jaruzelski ha perdido su confianza, los parlamentarios polacos mantuvieron sus criterios de democratización. Así, el vicepresidente parlamentario Andrezj Werblan, de quien se dijo en su día que podría sustituir al presidente Henryk Jablonski, exigió en su discurso, de cariz marcadamente liberal, que en las actuales circunstancias «la libertad de palabra sea garantizada».
Por su parte, el presidente de la Sociedad de Autores, Karol Malcuzynski, periodista del grupo independiente (sin partido), solicitó plena libertad de información. El mes pasado, Malcuzynski, durante su estancia en Madrid, comentó en una conversación informal que el proceso democratizador de Polonia no había hecho sino empezar, y quedaban aún por hacer importantes reformas políticas.
En aquella ocasión, Malcuzynski no ocultó la evidencia de las presiones soviéticas sobre su país, y el viernes, en el Sejin, al enjuiciar la carta del Kremlin, la calificó como «documento unilateral, que refleja solamente los aspectos negativos, y ocultando los logros de la renovación».
Los parlamentarios polacos concluyeron lanzando un llamamiento a la población, «invitándola a obrar en armonía a favor de la estabilización.
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