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Tribuna:La financiación de la vida cultural / 4
Tribuna
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Presupuestos insuficientes para el país más monumental del Mediterráneo

Juan Arias

El presupuesto del Estado italiano en lo que se refiere a las actividades de arte y cultura se eleva este año a 41.000 millones de pesetas, lo que equivale a menos del 0,16 % del presupuesto general del Estado. Este presupuesto ha aumentado muy poco con relación al presupuesto del año pasado. Se trata de una de las cifras más bajas que la Administración del Estado dedica a actividades de tipo público, en un país en el que la vida artística es la principal riqueza histórica.

Tanto medios ministeriales como intelectuales no unidos a la Administración se quejan de que en un país como Italia, que es un museo histórico y que ha constituido siempre una cantera de arte, se dediquen tan pocos recursos -«tan sólo unas migajas»- a este sector del arte. Como consecuencia de todo ello, auténticas obras de arte, zonas arqueológicas y monumentos únicos en el mundo se están desmoronando y desaparecen por la incuria oficial.Todo lo referente al arte y la cultura, excluido el presupuesto del Ministerio de Enseñanza, está repartido entre los ministerios de Bienes Culturales y Ambientales y Patrimonio Artístico y Ambiental. En el campo del patrimonio artístico se han destinado para bibliotecas públicas estatales cuatrocientos millones de pesetas; para las bibliotecas públicas no estatales, setenta millones de pesetas; para academias, clubes y otros entes culturales, setenta millones de pesetas; para la manutención de museos y galerías de arte, mil millones de peetas; seiscientos millones de pesetas para conservación de zonas arqueológicas; 4.000 millones de pesetas para la restauración y catalogación de obras de arte antiguas del Estado, y para otras obras no estatales, 1.300 millones de pesetas; para restauración de monumentos arqueológicos antiguos, setecientos millones. Además, hay otras cantidades de menor cuantía destinadas a adquisiciones de obras de arte antiguas y libros.

El Ministerio de Bienes Culturales y Ambientales tiene un presupuesto, pendiente de aprobación, de 36.000 millones de pesetas.

La cultura italiana padece todos los defectos de la política

Italia, que ha sido siempre considerada como uno de los pueblos más creativos del mundo, está atravesando una grave crisis cultural y artística.Alguien ha llegado a preguntarse si es verdad que este país, que regaló al mundo desde la radio hasta la pizza penetrando hasta la aldea más escondida y perdida del mundo, se está apagando como fuente de energía genial porque no produce nueva cultura. Están en crisis el cine, la poesía, la pintura. Todo. Aumenta sólo la desconfianza. Se vive de rentas. Italia, hoy, importa más cultura de la que exporta.

Según los radicales y la izquierda más viva, existe una razón para esta parálisis, que es más aparente que real. Desde hace casi cuarenta años, afirman, el régimen democristiano, que se ha identificado indebidamente con el Estado, ha bloqueado la verdadera creatividad. Ha cerrado el grifo a todo lo que significa ayuda al arte en un país que es famoso por el derroche del gasto público.

Los democristianos, se afirma, no son capaces ni de producir cultura ni de dejarla crecer. No por cuasualidad toda la inteligencia cultural y artística italiana es abiertamente laica y de izquierdas.

El momento actual de la cultura padece todos los defectos de la política: desde la mafia hasta el famoso elientelismo democristiano han infestado el mundo cultural. No hay espacio para los jóvenes escritores, para los pintores que empiezan, para quien no tiene un padrino. Y, sin embargo, este país sigue teniendo potencialmente, dentro, en su entraña más profunda, el gusto y el sentido y la pasión por el arte, por lo nuevo, por lo que es genio y ruptura con los cánones. Es auténticamente laico, es decir, sin dogmas y sin prejuicios.

Se asegura que en Italia hay tantos poetas como ciudadanos. Las casas editoriales reciben cada día toneladas de manuscritos de literatura de gente anónima. A EL PAIS han asegurado que existe la certeza que en esos sacos de novelas y de libros de poesía hay cosas geniales. Pero ni se leen. La perversa lógica económica y la mafia cierran el camino al que es desconocido. Sólo quien remonta la fama puede tener el carrié para seguir creando.

Hay miles de jóvenes que se ofrecen a las autoridades para restaurar obras de arte de este país, que es un museo, y cada rincón, un capolavoro. Aquí el arte se ve hasta en las trattorías, en los escaparates, en los mendigos. Es arte la luz de Roma, y el agua de Venecia, y el juego de los niños. Aquí no hay un italiano que no haya comprado unos pinceles y una tela: desde la mujer de su casa hasta Fanfani, presidente del Senado. Ayer, un vendedor de instrumentos para quirófanos, edad, 33 años; sueldo, 200.000 pesetas mensuales, vino a preguntarme, con una ternura muy italiana: «¿Cuánto podría ganar haciendo un libro de poesías?». Me enseñó algunas. Eran poesías de amor.

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