Los de abajo
A juzgar por el trato que dan a las islas Canarias los gobernantes de nuestro país, parecen tenerlas en cuenta sólo para agravar su situación; esta es una realidad palpable y, un ejemplo entre tantos, basta detenernos en el tema de la enseñanza para comprobarlo.Desde hace varios años, todos los nuevos maestros salidos de las escuelas universitarias van directamente al paro porque las plazas creadas anualmente son ocupadas por compañeros enviados desde la Península. Para los responsables de la educación en nuestro país, Canarias es una válvula de escape por la cual «se quitan de encima» parte de los problemas surgidos en otras zonas de España, ignorando, adrede, que aquí estamos saturados de ellos.
En estos días, los maestros canarios protestan ante el hecho de que no sólo ningún parado obtendrá plaza el próximo curso, sino que muchos de los ya empleados perderán sus puestos en beneficio de quinientos peninsulares que abandonarán determinadas regiones, porque, al parecer, en España la solidaridad se entiende de tal modo que las regiones tradicionalmente menos favorecidas deben soportar, además, los conflictos que les traspasan otras mucho más desarrolladas, en vez de resolverlos dentro de sus ámbitos, empleando las competencias recibidas del Gobierno y los mayores recursos económicos de que disponen.
Que nadie aprecie un espíritu insolidario en este escrito, todo lo contrario: Canarias padece la insolidaridad; si en las islas faltaran profesores, a los compatriotas peninsulares se les recibiría con los brazos abiertos; tampoco se pide la expulsión de los llegados cuando aquí eran necesarios, eso sí sería injusto, pero actualmente no existen razones para seguir enviándolos al haber cientos de isleños en paro; ello supondría, un olvido intencionado de la problemática canaria por parte del partido gubernamental.
Sin demagogia, la situación en. Canarias, como en otras regiones españolas, se acerca al subdesarrollo, aunque algunos continúen cacareandolo de «España, décima potencia industrial», y ya es hora de que cuando se, les ocurra acordarse de nosotros no sea para apretarnos contra la pared, sino para ayudarnos con algo más que una triste propaganda del plátano por TVE. No se, reclaman privilegios, sólo dejar de ser marginados y, como buen principio, deberían suspender la traída de profesores peninsulares y empezar a dar trabajo a los canarios parados.
En la mente de los gobernantes debe estar presente el mapa de España al completo para actuar con justicia; no son malos españoles los que protestan al sufrir discriminación, sino los que, desde arriba, la permiten; no nos confundamos./
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