Cinco generales italianos, apartados de sus cargos por su relación, con la logia masónica P2
De los cincuenta militares implicados en el escándalo de la logia masónica P-2 (Propaganda 2), los cinco más importantes han sido invitados por el Gobierno dimisionario de Arnaldo Forlani a tomarse 45 días de vacaciones. Y los han aceptado. Se trata del almirante Giovanní Torrísi, jefe del Alto Estado Mayor de la Defensa, la más alta autoridad militar italiana; del general Orazio Giannini, jefe de la Guardia de Finanzas; de los generales Giulio Grassini y Giuseppe Santovito, responsables, respectivamente, de los dos servicios secretos de este país: el SISMI (espionaje interno) y el SISDE (contraespionaje). El quinto personaje es el también general Walter Pelosi, coordinador del comité de los servicios de seguridad civil.
Al parecer, la decisión de esta retirada temporal de los cinco altos cargos militares-fue tomada después de largas horas de debate entre los ministros de Defensa y de Interior con el presidente del Gobierno. En un primer momento, los militares habían advertido que no se retirarían si no lo hacían también los tres ministros implicados en la P-2: un socialista y dos democristianos. Más tarde se corrió la noticia que a todos los militares adscritos a la logia masónica de Licio Gelli con cargos en la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se les había retirado el acceso a los secretos militares. Y ayer estalló la bomba de esta retirada, que ha sido endulzada como «una decisión personal» de los cinco altosjefes. Los altos militares han justificado este «permiso» de 45 días de vacaciones para dar así tiempo a que se reconozca su inocencia.Ahora se espera que los demás militares salpicados por el escándalo sigan el ejemplo del almirante y los cuatro generales.
Pero el vendaval desencadenado por la P-2 no se ha limitado a los militares. Ayer empezaron a dimitir altos magistrados, entre ellos el presidente del grupo más numeroso, el de Magistratura Independiente. Se trata de Guido Barbaro, que en estos días preside el proceso a las Brigadas Rojas en Turín, y de Doménico Pone, secretario general del mismo grupo. Por lo que se refiere a los o1ros dieciséis jueces que figuran en la «lista negra», el Consejo Superior de la Magistratura ha encargado a dos de sus miembros para que, «lo más rápidamente posible, examine cada caso» para tomar medidas drásticas, ya que (como se afirmó ayer en una conferencia de Prensa presidida por estos dos jueces), «es necesario que la imagen de la justicia aparezca sin sombras y con la total fidelidad a las instituciones republicanas».
Hoy decidirá- también la presidencia de la Radiotélevisión Italiana (RAI-TV) sobre sus miembros implicados-, entre ellos el vicepresidente del ente, el socialdemócrata órsello, y dos importantes periodistas: Gustavo Selva, presidente de los periodistas europeos, director de los servicios informativos del GR-1, el más importante canal de la RAI, y de Franco Colombo, director de los servicios informativos del canal más importante de la televisión pública: el TG- 1,
El asunto de la P-2 se hace cada día más confuso. Los socialistas, que tienen implicados 37 rniembrós del partido, han afirmado .que es necesario distinguir y examinar cada caso para esclarecer los motivos por los que cada uno de los que figuran en la lista habían entrado a formar parte de aquella logia masónica, y cada uno será juzgado según sus culpas o sus errores.
Por su parte, Ennio Battelli, exgeneral de aviación, gran maestre de toda la masonería italiana, ha dejado caer la sospecha de que faltan nombres en la lista de Gelli, y ha subrayado que es muy curioso que no figure ningún comunista ni ninguno de los amigo de Giulio Andreotti, el ex presidente del Gobierno democristiano, que últimamente se había acercado a los comunistas, y que mantiene una dura polémica con el secretario socialista, Bettino Craxi.
El presidente de la República, Sandro Pertini, encargó ayer al primer ministro dimisionario, ArnaldoTorlani, la formación del nuevo Gobierno; pero pocos le atribuyen posibilidades dé éxito. Los comunistas no quieren saber nada de un Gabinete presidido por un democristiano, y los socialistas están en la resistencia pasiva.
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