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La OTAN supera una de sus peores crisis gracias a la próxima reanudación del diálogo EE UU-URSS

Soledad Gallego-Díaz

La decisión norteamericana de proseguir, a partir del próximo mes de septiembre, y antes de que finalice el año, las conversaciones con la Unión Soviética para el control de armas nucleares de teatro, es decir, SS-20 de una parte, y euromisiles, de la otra, parece haber salvado a la Alianza Atlántica de una de las crisis más importantes de los últimos tiempos.

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Solidaridad y firmeza fueron tal vez las palabras más escuchadas ayer en el hotel Ergife -monstruo de los suburbios de la capital italiana, propiedad, al parecer, de un consorcio árabe-, donde catorce ministros de Asuntos Exteriores aliados escucharon, por primera vez, a su colega estadounidense Alexander Haig. Unos y otros se esforzaron en sus respectivas conferencias de Prensa por restaurar la imagen de cohesión de la OTAN, notablemente alterada a raíz de la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca y de sus escasas intenciones de salvaguardar el diálogo con Moscú iniciado el pasado verano, en Ginebra.

Críticas a la URSS.

Logrado el objetivo principal -el compromiso firme de Washington de proseguir ese diálogo en estrechas consultas en el seno de la OTAN, y además la evidelncia de que Reagan no da por definitivamente muerto al proceso SALT, tan querido a los europeos-, los aliados han vuelto nuevamente sus armas dialécticas contra la URSS, a la que se le advierte seriamente de la necesidad de que modere su actual política expansionista.

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El setretario de Estado norte americano parece haber obtenido a cambio el compromiso de los europeos de estaratentos a lo que sucede en el Tercer Mundo y en los países no alineados.

Haig aseguró que la OTAN «aprueba y apoya» la política ex terior estadounidense y enumeró los lugares del globo -Camboya, América Central, Africa- en los que Moscú continúa actuando.

"El auténtico movimiento de no alienados es un importante factor de estabilidad en el mundo», señala el comunicado oficial, «los aliados continuarán consultándose entre sí para aumetitar la estabilidad y reducir los riesgos de crisis en el Tercer Mundo, especialmente allí donde está amenazada la independencia de naciones soberanas.

El mantenimiento de esta independencia, así como de la paz y del equilibrio internacional, es un interés vital de Occidente».

En definitiva, los europeos parecen también decididos a sostener a Estados Unidos y apoyar económica y políticamente a los países que se mantengan en un área occidental o, al menos, auténticamente no alineada.

La cohesión de la Alianza exigirá también, a juicio del secretario general, Joseph Luns, muy próximo siempre a las tesis norteamericanas, que los europeos no se empeñen en tratar fuera del marco de la OTAN cuestiones que deberían discutirse conjuntamente. En concreto, Luns advirtió sobre la tendencia de cuatro o cinco países de emplear la fórmula de cooperación política ideada por la Comunidad Económica Europea para coordinar su política en cuestiones que son competencia de los quince y no de los diez.

Modernización armamentística

El secretario general de la OTAN se felicitó de la reafirmación del acuerdo de diciembre de 1979, por el que se decidió desplegar los 575 euromisiles y negociar con la URSS y resaltó que en el comunicado final se afirma que la modernización del armamento nuclear aliado es «más necesario que nunca», porque es la única base realista para una auténtica limitación para la reducción, dijo más taxativamente Haig de las armas de teatro.

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