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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Estamos rodeados

Picasso viviendo sus aventuras en el filme de ese título, rodeado primero de alemanes, luego otra vez de alemanes, luego de americanos; Susana Estrada, realizando en público sus desahogos privados y sentimentales (hay un sentimentalismo de cintura para abajo), a las tres de la madrugada, rodeada de un público que aplaude más los chistes contra Felipe que contra Fraga; Modesto Cuixart, en Bocaccio, ya a las cuatro, rodeado de catalanes en Madrid que no han pronunciado una sola vez su nombre, cuando se levantaban a hablar en una sala ilustrada de grandes cuadros del maestro (tuvo que ser Ramón Tamames quien aludiese al gran arte de las paredes); los columnistas y las columnistas más entrópicos, y por supuesto los menos: todos estamos rodeados.-¿Usted cree -me dice el parado, cuando voy a comprar el Financial Times- que esto es una democracia vigilada o una democracia vigilante?

-Yo lo que creo es que estamos rodeados.

En el Club Internacional de Prensa hay unos debates sobre la libertad de expresión. Parece que incluso los fotógrafos se expresan menos. Los leones de las Cortes, después de verse rodeados de tanquetas Brunete, se han visto rodeados, por Semana Santa, de señoritas con mantilla y miniluto (buena pierna, tías), que no se sabe qué da más miedo. Un español llamado Hernández me escribe desde Suiza explicándome las razones religiosas del terrorismo. Igualmente podría explicarle yo a él, por corresponder, las razones terroristas de la religión que no son menos. Me lo dijo Sartre en París, en los lavabos de Liberation, donde ambos salíamos mucho:

-Mont petit, el infierno son lo otros.

-«Sobre todo, si no van de paisano, jefe», me quedé pensando. Me llaman de Malasaña para que escriba una especie de pregón de las fiestas, esas fiestas malasañeras que siempre acaban con un derribado arcángel femenino en tierra. Quieren asimismo potenciar el barrio cívicamente, ciudadanamente, y cambiar el nombre adusto de algunas calles:

-Mucho lo vuestro, troncos -les digo-, pero estáis rodeados.

Rodeados de «vagos ángeles malva», que tiran decididamente a azul/negro, y de vagos ángeles fácticos que vienen por parejas como Daoiz y Velarde. La ninfa Taida Urruzola dice que ella sólo se desnuda delante del gato y Santiago Carrillo glosa en futuro la década/80, en el siglo XXI. Ni ella ni él quieren recordar que están rodeados y que sus glosas y sus glándulas (qué muchacha tan glandular) convocan un continuo trapicheo de ires y venires, adónde vamos a parar, esto no se había visto ni en los peores tiempos del rojo Fraga, «aquí el único partido con ayuda exterior es el comunista» y nos van a comer por el pie del Cristo de Medinaceli, que los destructores rusos ya están anclados en La Habana, o sea ahí mismo. (Para la España colonial con abanicos filipinos, La Habana sigue siendo una especie de La Coruña un poco más apartada y tomada por los rojos, que Fidel es gallego.) Ana Belén, Narros y otras gentes del bululú están montando mucho Calderón con motivo del cuatricentenario o lo que sea, sin advertir que los hipogrifos violentos, que corrieron parejas con el viento en la batalla del Ebro, están ya doblando la esquina de La Equitativa.

Lo ha dicho Haig, en un delirio de humanismo liberal, rastro de su reciente galopada por Europa: «Preferimos un sistema autoritario a un sistema totalitario ». Es lo mismo que, si tuviera mejor sintaxis, hubiese dicho Tejero (el bigote, a Tejero, le enreda mucho la sintaxis cuando escribe sepia). Nada de democracia vigilada, que no íbamos a consentirlo, pues buenos somos. Sencillamente, democracia rodeada.

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