"Descuida en el vestir"
En Baeza se habían concentrado cerca de 3.000 personas, en las que la autoridad competente entonces notaba, sobre todo, «el descuido en el vestir». Entre ellos estaban, para homenajear a Antonio Machado, Agustín García Calvo, Raimon, Alfonso Sastre y otros intelectuales de la oposición, junto a universitarios, miembros del Club de Amigos de la Unesco, curas y monjas y sectores de la burguesía andaluza. «A los que lograron llegar a la plaza les dijimos que estaba suspendido, pero que quien quisiera, se acercara al paseo en silencio. Entonces, una chica sacó una barra de carmín y escribió Granada en un papel que luego pinchó en el paraguas, ya que estaba lloviendo». Muy pronto, todos los paraguas aparecieron decorados con alusiones a su origen: Valencia, Barcelona, etcétera. Una vez disueltos los manifestantes y detenidos algunos de los más conocidos opositores al régimen, el alcalde de Baeza redactó un bando singular para explicar a sus convecinos «la invasión del pueblo el pasado domingo por gentes de dudosa catadura moral y política, algunos delincuentes, amorales, etcétera, que vinieron a sueldo a soliviantar en nuestra pacífica ciudad». Idéntica visión se deslizó en los informes oficiales que llegaron al Ministerio de Justicia para determinar la culpabilidad del fiscal Chamorro en el acto, castigado más tarde a trasladarse de Madrid a Cuenca por su conducta. En tales inform4 se señala que muchos de los convocados se caracterizaban «por sus raros atuendos y descuido en el vestir». Pero lo más grave era que el acto «obedecía a consignas corríunistas», porque habían llegado telegramas de adhesión de Moscú y Praga, aunque también los habían enviado desde Nueva York, Londres, París, etcétera.Remedo de homenaje
En mayo de 1966, para quitar el mal sabor de boca dejado por los amigos de Machado, se hizo un remedo de homenaje oficialista en Baeza, con un funeral por el alma del poeta, una corrida de toros y un discurso de Eugenio Montes que en un principio se pensé que lo hiciera Blas Piñar. Del verdadero homenaje a Antonio Machado nunca más se supo. El fanal de hormigón continúa vacío en Baeza, y el poeta no ha visto cumplido su deseo de ser torre del Guadalquivir. Cuatro copias de la cabeza se exhiben hoy en importantes museos del mundo, entre ellos el de Arte Moderno de Nueva York. «Nos ofrecieron llevar a Colliure el original, pero pensamos que basta ya de exilios, la cabeza de Machado se quedará en España». Lo insólito es que ahora que, en palabras de Jesús Aguirre, duque de Alba, el ejemplo civil de Machado ofrece una lectura para la paz, no haya sitio público para el poeta. El único busto de Machado que existe en España, en Segovia, lo hizo Emiliano Barral antes de la guerra.
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