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Viola accede hoy a la Presidencia argentina entre la pasividad ciudadana y la grave crisis económica

Viola hereda hoy la presidencia de Videla ante la pasividad de los ciudadanos argentinos. Si no fuera por la crisis financiera, que exige correctivos urgentes por parte del nuevo mandatario, su toma de posesión no pasaría de ser una nueva liturgia militar carente detodo interés.

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Los argentinos, marginados de la política a la fuerza, esperan de Viola un, poco de orden en el terreno financiero. Resulta casi una broma que un país con los recursos de éste (petróleo, uranio, grano) se haya metido en una crisis como la actual. Esta semana el interés interbancario llegó al increíble listón del 780% y hubo empresas que para salvarse de la quiebra tuvieron que asumir créditos por encima del 250%.El equipo económico de Viola ya ha, hecho trascender algunas de las medidas que va a tomar la próxima semana: aumento de aranceles, ayudas a la exportación, establecimiento de un seguro de cambio y mayor depreciacíón mensual del peso argentino.

El objetivo es proteger a la industria nacional frente a unas importaciones agresivas y evitar los movimientos especulativos en torno al dólar.

La mayoría de los economistas pidieron medidas más drásticas: devaluación del 40%, entre otras. Lo demás, dijeron, serían cataplasmas inútiles, Lo cierto es que ha bastado el anuncio oficioso del se guro de cambio para desinflar el mercado interbancario hasta el 180%.

Aunque los argentinos hablen hoy casi exclusivamente de dólares, intereses y plazos fijos, amén de los precios (un Fiat 600 vale más de un millón de pesetas), la agenda de Viola tiene otros temas más difíciles. El primero, quizá el más vidrioso, es el de los desaparecidos. No se puede instalar una democracia estable a base sólo de echar tierra y tiempo a una guerra sucia.

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Los familiares de los desaparecidos piden sólo que se les diga qué fue de ellos. Si Viola se decide a hacerlo tendrá que superar presiones de sus compañeros de armas, que al fin y al cabo son los que le han elevado a la Presidencia., Si no lo hace, la guerrilla, que- Ya obligó al Ejército a emplear sus mismos métodos, habrá logrado su primer éxito: ahondar la discordia n acional. Una vez más se, demostrará que no basta con una victoria militar para ganar la paz.

Partidos a final de año

La segunda cuestión es la vuelta a la normalidad política. Habrá partidos políticos a fines de año, pero las elecciones parecen retra sarse hasta dentro de seis años. «Vamos, durante este período», declaró el viernes el nuevo presidente, «a lanzar las leyes que regulen la actividad política, de forma que los partidos puedan reorganizarse y desarrollar su actividad con plenitud».

Pero los partidos tradicionales exigen que las fuerzas armadas no utilicen el privilegio del poder para ganar ventaja en la carrera electoral. En definitiva, que no haya una formación política gestada desde los cuarteles. El excesivo retraso en, la normalización institucional del país puede, por otra parte, generar frustraciones y alentar la protesta en las calles, con el evidente riesgo de nuevas represiories y rencores cada día, más enquistados.

La tercera cuestión Sería la: política exterior, que el contencioso del canal de Beagle acaba de recalentar. Viola se ha mostrado siempre partidario de la cordura, pero más de un general es proclive a las soluciones armadas. La conferencia episcopal acaba de publicar, por otra parte, un documento en el que sale en defensa del Papa.

La condena de María Estela Martínez de Perón le ha minado finalmente el terreno a un Viola que nunca ocultó su interés en dialogar con los peronistas.

Pero por encima de los problemas concretos hay en Argentina una tarea más urgente: acabar con una deshonestidad que tiene las raíces hundidas en los últimos cincuenta años, sin que, curiosamente, nadie se sienta culpable de nada.

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