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La escena española celebra en crisis el Día Mundial del Teatro

Hoy se celebra el Día Mundial del Teatro. La fiesta tiene en todos los países un acto común: la lectura en las salas teatrales de un mensaje en torno al lema Responsabilidad del teatro ante la humanidad, que en el caso de España ha escrito Cristóbal Halffter, presidente del Centro Español del Instituto Internacional de Teatro (véase EL PAIS de ayer). Pero, al contrario de lo que ocurre en la mayor parte del mundo, lo que nosotros celebramos no es una reflexión sobre un hecho cultural -el teatro- influyente y próspero, sino una lamentación sobre sus miserias, sus dificultades y su eterna crisis. En esta página hay, de todos modos, unas líneas mas optimistas y positivas, porque se refieren, al menos, a una obra recién estrenada por un autor español.

«Hoy en todo el mundo se hablará de teatro, y en todos los países se leerá un mensaje ante el público de las salas teatrales», dice María Paz Ballesteros, actriz y secretaria general del Centro Español del Instituto Internacional de Teatro (IIT). La iniciativa del Día Mundial del Teatro, patrocinada por la Unesco tiene, sin embargo, pese a su internacionalidad, matices muy diferentes, según el lugar donde se celebre. En aquellos países en los que el teatro es una realidad cultural próspera y la asistencia a los espectáculos teatrales una costumbre habitual, el día de hoy supone una propuesta de reflexión tranquila y nada dramática sobre la importancia, la tradición y la vigencia del hecho teatral. En España, hoy todavía, hablar de teatro es llorar.« El presupuesto es ridículo y encima está mal repartido», dice desolado Moisés Pérez Coterillo director de Pipirijaina, revista de teatro, refiriéndose a los aproximadamente cuatrocientos millones de pesetas con que todo el teatro español tuvo que arreglárselas el año pasado. Se cierran salas, apenas se abren otras nuevas, muchas ciudades españolas, la casi totalidad de los pueblos y la mayoría de los grandes barrios, no tienen ni un sólo teatro, se estrenan pocas obras, y en los estrenos se arriesga poco o no se arriesga nada, muchos actores tienen que dedicarse a otras cosas en vista de que no tienen ninguna posibilidad de pisar un escenario, y los espectadores prefieren, al parecer, serlo de otros espectáculos... o de la televisión. O sea, que, como siempre, el teatro está en crisis.

«Yo ya me niego a hablar de la crisis del teatro», se horroriza María Paz Ballesteros, «y no porque piense que la crisis no es real sino porque ya estoy harta de la mentarme, prefiero ponerme a construir». Si la secretaria general del Instituto Internacional de Teatro tuviera en sus manos hacer algo para remediar los males del teatro nacional no duda por donde empezaría. «Lo primero de todo crearía una infraestructura teatral », dice. «Rescataría y dotaría de medios técnicos los locales, y esta dotación posibilitaría a las compañías reducir gastos. Después reformaría inmediatamente la ley de Locales Teatrales, por supuesto, ayudaría de todas las formas posibles a que los grupos jóvenes y más o menos marginales encontraran también cauces para llegar al público».

Política teatral hibernada y en manos de funcionarios

Para Moisés Pérez Coterillo «la crisis actual es consecuencia de un estado de hibernación de la política teatral, que ha estado siempre en manos de funcionarios». Si fuera él quien tuviera la oportunidad de deshacer los entuertos, lo que haría es «promover a los nuevos dramaturgos españoles», porque le parece tremendo que sigan sin estrenarse, o estrenándose mal, muchos de los nombres más o menos Jóvenes, pero que siguen siendo nuevos a la fuerza, «y replantearía la actividad de los grupos independientes para facilitar sus montajes». Pero, de momento, no parece que haya a la vista posibilidad alguna de curar de sus males a nuestro teatro. Habrá que contentarse con hacer lo que se pueda, para que al menos sea verdad lo que dice Cristóbal Halffter, presidente del IIT y autor del mensaje que con motivo del Día Mundial del Teatro se leerá esta tarde a todos los que acudan a una representación teatral: «Que la vía de conocimiento que significa el teatro, que la vía de convivencia que aporta el teatro, que la vía transformadora de la sociedad que realiza el teatro, mantenga la necesaria libertad en nuestra comunidad, sin angustias para quienes aman ésta o aquélla, por la amenaza latente de las actividades negativas de quienes anteponen sus particularísimas concepciones a los intereses generales».

Reducción de entradas

Los teatros madrileños que hoy reducen el precio de la entrada en un 50% con motivo del Día Mundial del Teatro, son: Marquina, Martín, Calderón, Cómico, Reina Victoria, Príncipe, María Guerrero, Bellas Artes, Fígaro, Comedia, Sala Cadarso, Latina, Lara, Centro Cultural de la Villa de Madrid, Espronceda, Infanta Isabel, Lavapiés, Zarzuela, Benavente, Alfil, Maravillas y Español.Las salas Olimpia y Gayo Vallecano quedan exentas de esta reducción, porque trabajan todo el año a precios excepcionalmente bajos.

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