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El fantasma de Franco ha muerto

En materia de golpes de Estado cada país tiene sus tradiciones. Al ser España, al contrario que Francia, poco familiar con el régimen de asamblea, los autores de la Constitución española actual se han precavído, sobre todo, contra una tentación autoritaria que proviniese del Rey, contra el poder personal. Por el contrario, no parecen haber pensado en una escenificación clásica más acá de los Pirineos desde la Revolución de 1789, la invasión del local de los elegidos de la nación.A falta de esta precaución, lo impensable se ha producido en Madrid: la totalidad de los diputados, de los ministros presentes y futuros, han sido cautivos durante cerca de veinticuatro horas de un puñado de hombres armados conducidos por un reincidente.

En esta aventura improbable, los poderes constitucionales del Rey eran, de hecho, minimos, por no decir inexistentes, incluso si él lo ha inflado un poco para hacer frente al drama. Sin duda, sería juicioso prever una enmienda a la Constitución que saque la lección del accidente del 23 de febrero.

Otra lección se deduce también de esta jornada: el franquismo está bien muerto. Es una fuerza nostálgica, no política. Ya lo sabíamos en el plano electoral. ( ... )

Recordemos también que el terrorismo vasco de ETA intenta deliberadamente, desde hace cinco años, exasperar al Ejército y a la policía para provocar la vuelta a un régimen autoritario. Esto puede parecer extraño, pero para comprenderlo hay que tener en cuenta que para ETA el sufragio universal es un verdadero insulto, puesto que demuestra que sin, el terror esta organización no es nada. ( ... )

El signo de la buena salud de la democracia española es que la colaboración objetiva y explosiva de los enemigos de la democracia, ETA y los nostálgicos del franquismo, no haya desembocado antes en una tentativa de golpe de Estado.

5 de mayo

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