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Una versión de la conspiración

El general Armada se propuso como presidente de una Junta Militar

«Yo no me marcho de España, los rebeldes tendrían que fusilarme antes de que yo les diera acceso al poder». habría respondido el rey Juan Carlos en la noche del lunes al martes cuando algún interlocutor militar le sugirió que dadas las ramificaciones y apoyos con que parecía contar el golpe. Su Majestad debía, por el bien de todos, ponerse al frente del mismo.Según fuentes de toda solvencia, los pasos programados del golpe abortado estaban dispuestos de la siguiente manera: primero, toma del Congreso por el temente coronel Tejero. Segundo, confirmación de la toma al capitán general de Valencia. Así lo hace Tejero en conversación telefónica con el general Milans del Bosch, que se produce en estos términos: «Mi general, objetivo cubierto, sin novedad». Tercero, marcha de las unidades de la División Acorazada Brunete sobre Madrid para ocupar los centros neurálgicos de la capital. Cuarto, con el control de Madrid en la mano, comienzan a llegar las adhesiones de las restantes regiones militares.

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La clave del fracaso del golpe está precisamente en que se pudo lograr la inmovilización de la División Brunete, aunque ésta no estuvo plenamente controlada por la Junta de Jefes de Estado Mayor hasta las cinco de la madrugada del martes. En las regiones militares hubo información instantánea de la situación en Madrid, y ni los más comprometidos se atrevieron a significarse cuando nada estaba aún decidido en la capital de España.

El enlace del general Milans del Bosch con la División Acorazada Brunete era precisamente el comandante Pardo Zancada, que tenía a su cargo la División de Información del Estado Mayor de la Brunete. Al frente de una compañía de la Policía Militar, Pardo Zancada llegó en la madrugada del martes a las puertas del Congreso y se unió a los asaltantes de Tejero.

Queda fuera de toda duda para las fuentes que ha podido consultar EL PAIS que la autoridad militar cuya llegada anunció con las armas en la mano un oficial a las órdenes de Tejero desde la tribuna del Congreso no era otra que el general Alfonso Armada, quien, como presidente de una Junta Militar, se habría dirigido a los allí secuestrados.

De acuerdo con informaciones recogidas en círculos políticos, el Rey estaba siguiendo el debate por radio en el momento en que se produjo la entrada de los facciosos del teniente coronel Tejero con sus armas en el salón de Plenos del Congreso de los Diputados.

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Después de las primeras conversaciones con algunas autoridades militares de la cadena de mando, el Rey habría pedido hablar telefónicamente con RTVE para solicitar el video de la sesión. Entonces habría sido informado de la ocupación de las instalaciones de Prado del Rey por blindados pertenecientes a la División Acorazada Brunete. Inmediatamente solicitó que fuera localizado el general que tíene el mando de dicha unidad, José Juste, quien habría respondido a las preguntas del Rey mostrando su extrañeza, porque le suponía previamente informado por el general Armada, que ayer fue cesado de su mando como segundo jefe del Estado Mayor, según adelantó EL PAIS. El general Juste estaba de viaje hacia Zaragoza en el momento del asalto al Congreso, y regresó inmediatamente a Madrid. Momentos después conversó con el Rey.

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El golpe fracasó al detenerse la marcha de la división acorazada sobre Madrid

Viene de primera página

La Junta Militar de Gobierno pondría su prioridad política en la lucha antiterrorista, introduciría algunas correcciones en el texto constitucional y devolvería después de un interregno el poder tras unas elecciones generales.

En relación con el cese del general Alfonso Armada y Comín, como segundo jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, fuentes del Cuartel General han insistido en que se trata de una decisión política. Según estas informaciones, fue la junta de secretarios de Estado y subsecretarios constituida en Gobierno por encargo del Rey durante las horas que duró el secuestro del Gobierno y de los diputados la que cesó al general Armada. Esta versión ha sido rotundamente desmentida.

Las fuentes consultadas por EL PAIS en el mencionado Cuartel General declararon correcto el comportamiento del general Armada en el plano estrictamente militar, y afirmaron que había estado bajo las órdenes del general Gabeiras. Luego, matizaron, pudiera ser que en las conversaciones posteriores con Tejero, mantenidas por propia iniciativa, adoptara una postura contemporizadora que haya sido juzgada políticamente inadmisible.

El general Armada, según fuentes cercanas a la familia, se trasladará próximamente a su pazo de Galicia. En cuanto a los apoyos económicos inmediatos para la ejecución práctica del golpe al Congreso de los Diputados, se asegura que había sido constituido un fondo de veintiséis millones de pesetas facilitados por una personalidad relevante del mundo económico y social, persona de conocida raigambre integrista y amiga de Tejero.

Cuando la junta de secretarios de Estado y subsecretarios fue informada del bando dictado por el general Milans del Bosch, dos de sus miembros se adelantaron a pedir que debía proponerse al Rey su destitución inmediata. Tal proposición no llegó a formularse porque prevaleció el criterio de la absoluta imposibilidad de hacer efectivo ese cese en aquel momento.

Todavía veinticuatro horas más tarde, la explicación del retraso con que se hizo pública la referencia del primer Consejo de Ministros no es otra que la de asegurarse previamente a la publicidad del cese de Milans la llegada a Valencia del nuevo capitán general, Pascual Galmes. Así, se quiso evitar en todo momento que se produjera la eventualidad de que accediera al mando accidental de la región el gobernador militar, general Caruana.

En cuanto al general Torres Rojas, actual gobernador militar de La Coruña, su presencia fue detectada en Madrid el domingo, víspera del golpe. Se sabe también que estuvo ese día en la división Brunete, cuyo mando tuvo hasta su fulminante traslado, el 24 de enero del año pasado, en medio de rumores sobre una posible intentona militar abortada de los que había dado cuenta Diario 16. Torres Rojas mantuvo algunas reuniones con algunos mandos de la división, pero fue invitado a regresar a su destino en La Coruña el lunes por la mañana.

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