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El jefe de los rebeldes se entrega, en el acuartelamiento de El Pardo

A las 12.03 horas de hoy comenzaron a salir del palacio de Congresos, los diputados secuestrados por el teniente coronel Tejero, dándose por terminado, definitivamente, el intento de golpe de Estado que el teniente coronel de la Guardia Civil ensayó en la tarde de ayer con 180 hombres, con la intención de provocar un golpe militar. El teniente coronel Tejero se ha rendido al general Aramburu Topete, en presencia del general Armada, su jefe del Alto Estado Mayor, después de duras negociaciones. La salida de los diputados ha provocado una oleada de aplausos de periodistas y de la multitud que está congregada en la plaza de Neptuno, donde hay cerca de 7.000 personas. Al parecer, Tejero y sus ayudantes inmediatos, entre los que se encuentra el capitán de navío Menéndez, han decidido rendirse en el palacio de El Pardo y a la Guardia Civil.

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A las 12.05 horas, los diputados llegaban a la altura de los periodistas, muchos de ellos visiblemente emocionados y llorando, mientras que llegaba la noticia de que Landelino Lavilla ha convocado el Pleno para las cuatro de la tarde. A las 12.17 minutos todos los diputados estaban ya casi fuera del Congreso y bajaban por la carrera de San Jerónimo, mientras que los periodistas y algunos curiosos coreaban el grito de «Ha pinchao, ha pinchao el golpe» y hay gritos de « ¡Viva la Constitución! ».Una gran tensión y emoción se registraron a la puerta del hotel Palace, donde entraban muchos de los diputados, mientras otros, por algunas de las calles adyacentes, salían para sus domicilios. Manuel Fraga, por ejemplo, entró en un coche con su hija y abandonó la carrera de San Jerónimo. Todos los grupos parlamentarios representados sin excepción salieron del Congreso: Múgica, del PSOE; López Raimundo, del PCE; Calvo Ortega, de UCD, y cada uno de los que estaban dentro llevaban sus abrigos y sus carpetas de mano, mientras que en la puerta se les aplaudía al entrar en el hotel y se les gritaba «Libertad, libertad». A las 10.45 horas el general Alfonso Armada entraba en el palacio del Congreso para negociar por enésima y última vez con el teniente coronel Tejero el final del secuestro del Congreso de los Diputados, que se inició a las 18.00 horas de ayer. En medio de una tremenda expectación frente a la sede del Congreso y de tensión popular en la plaza de Neptuno, concluyeron las negociaciones entre el general Armada y Tejero.

Mientras esta negociación se desarrollaba hacia su final, una veintena de guardias civiles de los sublevados por Tejero abandonaban el palacio de las Cortes por una ventana de la sala de Prensa del nuevo edificio del Parlamento. Esta fue la primera señal visible de desbloqueo de la crisis, que tuvo, inmediatamente después, un desarrollo bastante rápido. Armada volvió al hotel Palace y, acompañado de Aramburu Topete, general de la Guardia Civil, y del gobernador civil de Madrid, Mariano de Nicolás, volvieron al palacio del Congreso, exactamente al patio del palacio, donde sobre las 11.30 horas se entrevistaron de nuevo con el teniente coronel Tejero y el capitán de navío Camilo Menéndez, quien a primeras horas de la mañana de hoy se había sumado a los sublevados. Al parecer, las condiciones impuestas por Tejero para su rendición definitiva eran las de rendirse a la Guardia Civil en el palacio de El Pardo, sin la presencia de la Prensa. El capitán de navío Camilo Menéndez exigía el mismo trato. Ambos conversaron fumando tranquilamente con los negociadores oficiales en la puerta del palacio del Congreso que da al patio del nuevo edificio sin aparecer inmutados ni tensos.

Mientras tanto, en la plaza de Neptuno no cesaron los incidentes. Más de 6.000 personas se aglomeración en dicha plaza, donde se produjeron enfrentamientos entre grupos de extrema derecha y centenares de personas. Decenas de militantes de extrema derecha comenzaron a gritar « ¡Viva Tejero! » y esgrimieron barrotes y palos. Ello provocó un ataque del resto de las personas, y algunos de ellos fueron golpeados duramente por fuerzas de la policía, que intervinieron rápidamente y capturaron a dos militantes de extrema derecha.

Minutos antes de que abandonasen los diputados el Congreso, el fiscal general del Estado, José María Gil Albert, declaraba: «El hecho, muy posiblemente, no va a ser de la competencia de la jurisdicción ordinaria. No obstante, por supuesto, desde que se ha producido, la Fiscalía General del Estado está conociendo sus circunstancias y el desarrollo de los acontecimientos. Si fuera efectivamente de nuestra competencia, ejercitaríamos las acciones penales inherentes a las responsabilidades que hubieran podido producirse».

La salida en el hemiciclo

«Tranquilidad, tranquilidad» fueron las primeras palabras que el presidente del Congreso, Landelino Lavilla, pronunció en directo ante los diputados retenidos por el teniente coronel Tejero. Esas palabras, escuchadas por radio en el exterior del Congreso, retransmitidas en directo por la cadena SER, revelaban una gran tranquilidad de ánimo del presidente de la Cámara. Eran las 11.58 horas. Un minuto después comenzaron a salir los diputados de la segunda fila y así, fila tras fila, en una cadencia ordenada. A las 12.01 horas, Landelino Lavilla anunció que a las doce del día siguiente se reuniría la Junta de Portavoces y se celebraría un Pleno a las cuatro de la tarde. A las 12.02 horas, los diputados ya estaban en la calle y eran recibidos por los numerosos informadores que hay en las inmediaciones del Congreso, en la carrera de San Jerónimo, con aplausos, abrazos y otras escenas de intensa emoción y tranquilidad. El primero en hablar después de resuelto el grave incidente fue el diputado Gabriel Urralburu, socialista, que declaró que estaban él y sus compañeros «muy contentos porque no había sucedido nada grave». Confirmó asimismo que salían todos, incluso los cinco líderes políticos y ministros del Gobierno retenidos, según les había informado el propio teniente coronel sedicioso, en el último momento, una vez logrado el acuerdo que puso fin a la agresión al Congreso de los Diputados por parte de un grupo de guardias civiles.

Los diputados que primero hablaron para la Prensa señalaron que habían seguido las incidencias ocurridas durante las casi dieciocho horas de ocupación armada gracias a dos transistores que tenían sendos diputados, uno de los cuales pertenecía al ex vicepresidente del Gobierno Fernando Abril Martorell. Todos coincidían en señalar que los instantes más tensos de la larga noche, excluido el momento de la ocupación, se produjeron cuando Fraga Iribarne expresó sus deseos de salir del hemiciclo, enfrentándose al teniente coronel que dirigía la ocupación; cuando Joaquín Satrústegui interpeló a Tejero sobre la personalidad del teniente general Milans del Bosch, sobre cuyas tendencias golpistas el diputado decía tener dudas fundadas, y cuando Iñigo Cavero, ministro de Cultura en funciones, se desabrochó su camisa, se dirigió a Tejero y exclamó desde el escaño en que estaba retenido: "¡Dispara!"

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