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La polémica sobre el despliegue de la bomba de neutrones renace con fuerza en Europa

La polémica en tomo a un posible despliegue de la bomba de neutrones en territorio europeo ha resucitado con gran fuerza en los medios políticos y periodísticos de los aliados de Estados Unidos, incluido Japón.El alcalde de Nagasaki, ciudad japonesa destruida en 1945 por una bomba norteamericana (los bombardeos de Nagasaki e Hiroshima causaron 200.000 muertos), expresó ayer formalmente su protesta ante Estados Unidos por su reno vada intención de desarrollar y desplegar la bomba neutrónica en Europa occidental. En un mensaje enviado al embajador norteameri cano en Tokio, Hitoshi Motojima recalca que esta medida acentuará la carrera de armamentos entre el Este y el Oeste.

Entre los aliados de la Organiza ción del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) las reacciones responden más a la cautela que a la oposición abierta. El diario londinense The Times anticipaba ayer que la Unión Soviética no se que dará atrás, y fabricará también la bomba de neutrones si los occidentales la incluyen en su arma mento nuclear. El matutino reconoce que el equilibrio militar «se deterioró desde que el entonces presidente, Jimmy Carter, renunciara, en 1978, a la fabricación inmediata de la bomba de neutrones», pero recuerda que, entre tanto, se ha reforzado ampliamente en las democracias occidentales la opinión popular contraria al armamento nuclear.

El general David Jones, jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército norteamericano, ha dado marcha atrás ligeramente en el tema neutrónico, y en unas declaraciones ante la comisión militar de la Cámara de los Representantes recordó que hay otros temas prioritanos en la defensa de Europa, como son el despliegue de los misiles de crucero y los Pershing. De esta forma, Jones pretende rebajar el cariz que retorna en Europa el tema de la bomba neutrónica, puesto de nuevo en candelero por el ministro de Defensa de la Administración Reagan, Caspar Weinherger quien en su primera conferencia de Prensa se declaró a favor del despliegue de la bomba «N» una vez se hubiera consultado con los aliados.

Sus manifestaciones, desempol vando el espinoso asunto, han sido recibidas con sorpresa y recelo en Europa, donde exclusivamente Francia tiene previsto dotarse de la sofisticada bomba, que mata al hombre, pero no destruye su entorno.

En Holanda, los principales grupos políticos del Parlamento pidieron ayer al Gobierno que se oponga a la introducción de la bomba neutrónica en el armamento de la Alianza Atlántica.

En Londres, la primera ministra, Margaret Thatcher, hizo gala de cautela ante la Cárnara de los Comunes al calificar de «improbable» la «necesidad» de almacenar bombas neutrónicas en el Reino Unido, ya que su objetivo consiste «en atacar amplias concentraciones de tropas en países del Pacto de Varsovia».

La oposición mostrada por Noruega en 1978 sigue en pie, aclaró ayer un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, mientras que en Bélgica el diario católico Libre Belgique califica los nuevos planes defensivos norteamericanos de «endurecimiento más allá de las palabras», destacando el apoyo de que gozan los duros o halcones en el Congreso de Estados Unidos.

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