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Distinción al hijo del "cantaor" Francisco Hierbabuena

La primera insignia de oro de la peña flamenca Frasquito Yerbabuena, de Cullar Vega (Granada), ha sido impuesta al hijo del titular de la entidad. Francisco Gálvez, en el transcurso de una excelente sesión de cante jondo protagonizada por el sevillano José Domínguez, El Cabrero.

Francisco Gálvez artísticamente conocido por Frasquito Yerbabuena o Yerbagüena, fue un famoso cantaor aficionado del barrio de la Pescadería de Granada que durante el último cuarto del siglo XIX el primero del XX revitalizo y dotó de un sello propio e inigualable a los cantes por granaínas y medias granaínas, especies de fandangos de reciente creación, posteriormente difundidos por el gran Antonio Chacón y otros afamados cantaores bajoandaluces de la época, como Vallejo. Centeno, Canalejas y El Peña.

Dotado de unas facultades excepcionales para el flamenco, Yerbahuena obtuvo un importante premio en el célebre concurso de cante jondo organizado en Granada en 1922, por Manuel de Falla, Federico García Lorca y otros conocidos aficionados de entonces. A pesar de ello, el ahora mítico cantaor granadino no quiso nunca, sin embargo profesionalizar su arte negándose siempre a cobrar por su cante e incluso a grabar discos.

Durante la velada de Cullar Vega, la directiva de la peña entregó asimismo sendas medallas de plata a los periodistas locales Rafael Gómez Montero, del diario Ideal, y a Juan Bustos, de Patria y Radio Granada, como reconocimiento a su labor profesional en sus respectivos medios en favor del flamenco.

Vencedor absoluto del último concurso nacional de arte flamenco, celebrado en Córdoba el pasado verano. El Cabrero hizo gala una vez más, por su parte, de las extraordinarias condiciones naturales que posee para los cantes por distintos estilos, destacando por su especial hondura y perfección interpretativas en los palos por soleá, seguidiyas y tientos. Sobriamente acompañado a la guitarra por el también sevillano Sami Martín. el cantaor de Aznalcóllar, tocado con su ya clásico sombrero de pastor, supo conjuntar en sus cantes por fandangos, bastante prodigados una voz tremendamente flamenca con unas letras populares y reivindicativas, cargadas a veces de profundo andalucismo de clase.

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