John Wain y Mary McCarthy, en el Congreso de Estudios Anglonorteamericanos de Salamanca
Las intervenciones del novelista británico John Wain, de la escritora norteamericana Mary McCarthy y del profesor Claudio Guillén, de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), supusieron los momentos de mayor interés, del congreso que la Asociación de Estudios Anglo-Norteamericanos celebró durante la semana pasada en Salamanca. Las seis ponencias del congreso, al que asistieron casi setecientas personas, profesores o estudiantes de inglés, tuvieron como tema central Las técnicas narrativas.
Al congreso se presentaron treinta comunicaciones sobre diferentes temas relacionados con la lengua y la literatura anglo-norteamericana y se celebraron diecinueve sesiones de seminario en torno a aspectos prácticos de la enseñanza del inglés.Por primera vez en un congreso de estas características se ofrecieron dos espectáculos teatrales, a cargo de los departamentos de inglés de las universidades de Oviedo y Sevilla, que representaron Harlequinade, de Terence Rattigan, y la pieza medieval The second shepherd's play.
El poeta y novelista británico John Wain trató sobre El escritor y su individualidad. En. unas declaraciones a EL PAIS, el señor Wain, profesor de poesía en la Universidad de Oxford, afirmó que, «como poeta, he llegado a una fase de renovación. Este año se va a publicar una selección retrospectiva de mis poemas, realizada por mí, que se titulará Poemas 1949-1979. En ella se recogerán algunos escritos inéditos de los últimos años. A partir de ahí, mi poesía va a buscar nuevos derroteros».
John Wain negó el carácter de generación a los escritores que en los años cincuenta fueron, agrupados bajo la denominación de Angry Young men (Jóvenes airados). «Esta asociación», dijo, «la crearon los críticos, no los escritores». John Wain ha sido incluido dentro de ese movimiento, especialmente característico en el campo dramático -John Osborne, Arnold Wesker, John Arden, Doris Lessing-, pero con incidencia también en la novela y la poesía británicas.
«Me siento muy atraído por el tema de la narrativa. Para mí, contar cuentos es una necesidad humana», afirmó el escritor inglés. «Si el buen escritor no ofrece al público buenas narraciones, se volverá al folletín», dijo John Wain, que tiene firmado un contrato con la BBC para adaptar sus novelas a la televisión. «Esto no me ofrece grandes problemas, pues yo entiendo que el teatro tiene un componente narrativo fundamental».
John Wain señaló que quiere abandonar durante un tiempo la crítica, a la que ha estado especialmente dedicado en los últimos años, «porque tengo ganas de contar historias al público».
Mary McCarthy: la novela
La novelista norteamericana Mary McCarthy habló en el congreso sobre Las técnicas narrativas en la literatura, y estableció una clasificación de los diferentes tipos de narración en prosa: la novela, el cuento -tale- y la novela corta -short story-. Aparte su mayor longitud -como mínimo, 150 páginas-, definió a la novela, frente a las restantes formas narrativas, porque aquélla trata de la realidad presente o pasada y no sobre situaciones o personajes extrarreales.Mary McCarthy puso como ejemplo de cuento a The secret sharer, de Joseph Conrad, en contraste con Nostromo y The secret agent (El agente secreto), que serían novelas. Robinson Crusoe, según la clasificación de la escritora estadounidense, consistiría en un romance, por su menor contacto con la realidad.
El caso de Thomas Hardy fue tratado con especial detenimiento, dada su ambigüedad y su acercamiento en determinadas obras al mundo de lo sobrenatural. Batlisheba y Gabriel Dak, personajes de la obra Far from the madding Crowd (Lejos del mundanal ruido), ejemplifican la ambigüedad del autor, pues junto a connotaciones simbólicas próximas a lo sobrenatural, representan a la vez determinados aspectos históricos.
En palabras de Mary McCarthy, una novela sería algo menos estructurado, construido con poca atención hacia lo formal, como las obras de George Eliot o Dostoievski. A Tolstoi le calificó como un narrador nato, para el que las cuestiones morales, en oposición a las formales, eran fundamentales. «Pero en sexo, como en arte, el pecado es inevitable», comentó la novelista. La señora McCarthy concluyó su conferencia con un análisis de la primera persona como recurso narrativo, utilizado como garantia de credibilidad. En este contexto se refirió a la primera obra en que se utilizó este recurso, una pieza de Th. Walton publicada en 1558, diez años antes que El Quijote.
El profesor Claudio Guillén, de la Universidad de Harvard, que había intervenido pocos días antes en otro congreso celebrado en Salamanca, de homenaje nacional a Quevedo, habló en esta ocasión de El sol y el yo: respuestas literarias al exilio.
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