La mujer, protagonista estelar del teatro de García Lorca

La mujer, protagonista del teatro de García Lorca, también lo fue en el concurrido debate que sobre este tema se celebró el lunes pasado en el teatro María Guerrero, donde se representa, desde principio de la temporada, la dramática historia de Doña Rosita la soltera.

La afluencia de público que llenó. la sala hasta obligar -por razones de seguridad- a cerrar las puertas del teatro hubiera asombrado al propio Federico, quien posiblemente nunca imaginó el interés que llegaría a despertar la significación de los personajes femeninos que sustentan como cariátides su arquitectura dramática: Mariana Pineda, la zapatera prodigiosa; Yerma, la madre y la novia de Bodas de sangre, Bernarda Alba y sus cinco hijas, o la misma Doña Rosita.Heroínas lorquianas todas ellas, mujeres-símbolo, «arquetipos de los valores esenciales en la estimación del poeta», que son vehículo de sacralidades, soporte de mitos, agentes telúricos a través de los cuales se manifiesta, la vida», les describe Consuelo de la Gándara en el curso del acto.

Entendidos y opinantes

Sobre el escenario, en el mismo espacio vacío que recorre en cada función Doña Rosita, actuaron en esta ocasión los componentes de una mesa compuesta, algo indiscriminadamente, por entendidos y opinantes en la materia del debate-coloquio: Carmela García Moreno, directora general de la Juventud y la Promoción Socio-Cultural; la diputada comunista Pilar Brabo; Nuria Espert, actriz dramática, Consuelo de la Gándara, profesora de la Universidad Complutense, el escritor Ricardo Domenech, y Miguel García Posada, catedrático de INB.Andrés Amorós hizo el papel de moderador-presentador, más como animador que como erudito.

La figura de la criada en el teatro de García Lorca fue una de las primeras cuestiones que surgieron en el debate abierto tras las Intervenciones de la mesa, «un personaje que encarna cierta virginidad social y opera como transmisor de la experiencia popular», señaló Ricardo Domenech.

Para Carmela García Moreno quien trató en su exposición el aspecto político del teatro de Lorca analizando los principios de autoridad y libertad que fundamentan su base ideológica, la presencia de la criada in su obra «expresa, tal vez, la distancia entre lo que era y lo u debería ser su sociedad ».

A la inevitable cuestión de si la homosexualidad de Federico García Lorca influye en su concepción de la personalidad femenina, Miguel García opuso que su aproximación a la imagen femenina es similar a la de otros grandes escritores que se han ocupado especialmente de la mujer, como Flubert, Clarín o Tolstoi. «Ningún escritor de este siglo la ha ensalzado tanto como ser de carne y hueso», dijo.

Pilar Brabo se refirió a la sensibilidad excepcional de Federico, «superior a la de cualquier hombre normal», que le permitió comprender las contradicciones de la mujer de su tiempo, «entre sexualidad y maternidad, por ejemplo. Aunque tales contradicciones propias de los años treinta no son las que afectan a la mujer de los ochenta».

«Reclamo para los pobres hombres la sensibilidad», declaró Consuelo de la Gándara. «Es cierto que Federico estaba dotado de una hipersensibilidad, pero también es verdad que escritores de reconocida homosexualidad han pasado corno ciegos ante los problemas de la mujer».