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La cultura catalana de este siglo, resultado de la alianza entre burgueses e intelectuales

Ciclo sobre el tema en el Museo de Arte Contemporáneo

Las vicisitudes que atravesó la alianza entre las clases intelectuales y artísticas y la burguesía en la configuración de la cultura catalana a lo largo del último siglo, fue el hilo conductor de las conferencias pronunciadas por Albert Manent y Joaquim Molas dentro del ciclo organizado por la Dirección General de Bellas Artes, como complemento de la exposición Cien años de Cultura Catalana.

La sistematización científica de la lengua catalana, el intento de crear una cultura moderna y la reivindicación de la herencia griega y mediterránea de Cataluña, son los tres rasgos sustanciales que, según Joaquim Molas, definieron la cultura catalana durante el período 1880-1939 que comprendió su exposición.«Ese intento de crear una cultura moderna que supliera la inexistencia de un renacimiento o de un romanticismo al estilo inglés o alemán se plasmó en una intensa labor de traducción que cumplía el doble propósito de agilizar la lengua y llenar los vacíos de una literatura de ambición local», dijo el profesor Molas. «Así, cuando Carles Ribas traduce a Poe al catalán, lo hace con el mismo espíritu con que Baudelaire lo había traducido años antes al francés».

Obsesión didáctica

Gracias a la colaboración de la clase política con la intelectual, que encarnan figuras como Prat de la Riba, Eugeni d'Ors o Josep Carner, se fraguan en las primeras décadas del siglo grandes programas de investigación y de creación artística y una profunda renovación en el sistema de la enseñanza que refleja la obsesión didáctica del momento. Se crea entonces el Instituto de Estudios Catalanes, los estudios universitarios catalanes, el plan de grupos escolares o las escuelas industriales. De este punto de convergencia de los líderes de la burguesía con los de las clases intelectuales y artísticas arrancan también importantes empresas editoriales, como la Fundació Bernat Metge, cuya colección bilingüe de clásicos sigue todavía en crecimiento.«Con la crisis de julio de 1936 y la guerra civil, la cultura se instrumentaliza para justificar la posición política que vivía Cataluña aquellos años y prestigiarla de cara al exterior, donde los re presentantes de la República tenían que dejar bien claro que no quemaban museos, sino que los construían», dijo Joaquim Molas. «El uso y la divulgación son los dos valores que privan la orientación de la cultura en ese período bélico, y los programas emprendidos años antes se modifican en un sentido popular y revolucionario».

La resistencia cultural y la lucha por la normalización, tema desarrollado por Albert Manent, completó la visión de conjunto sobre la evolución de la cultura catalana en el último siglo. Recordó el profesor Manent los primeros focos de resistencia tanto en el exilio -las revistas en catalán que se publicaron en México o París-, como en el interior; el grupo Studi, o las ediciones para bibliófilos en catalán, contribución de la burguesía al mantenimiento de la cultura autóctona.

El papel de la Iglesia

También analizó Manent el papel de la Iglesia en el proceso, la actividad editorial clandestina y algunos fenómenos peculiares, como el camuflaje literario, que adoptaron en sus origenes revistas como L'Aplec o Serra d'Or. El primer día del ciclo -el pasado miércoles- se registró la imprevista ausencia de Vicente Cacho Viu. Ayer, Joan Ainaud de Lasarte habló del arte en Cataluña, desde la Restauración al modernismo, y hoy, Francesc Fontbona tratará sobre el arte noucentista (1906-1923). Para mañana -a las siete de la tarde, en el Museo de Arte Contemporáneo, sede del ciclo- está programada la conferencia de Francesc Vicens sobre el arte catalán en el período 1923-1939.

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