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José Manuel Lara: "El premio está entre Juan Benet y «David Balfour»"

Hoy se falla el 29º concurso Planeta de novela

Juan Cruz

José Manuel Lara, presidente de Editorial Planeta, no tenía decidido aún anoche si votaría por Juan Benet o por quien se esconde tras el seudónimo de David Balfour en la reunión final de los cinco jurados que hoy a media noche fallarán el premio de novela que lleva el nombre de su editorial y que garantiza para el ganador ocho millones de pesetas. Con dos millones, el galardón del finalista tampoco resulta despreciable.

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En su nueva casa de Barcelona, el editor José Manuel Lara, que ha presidido ya las deliberaciones de los jurados de veintiocho ediciones del Planeta -ésta es la 29ª- y que considera que ya es demasiado veterano para estar nervioso ante este acontecimiento, hizo ayer grandes elogios de la obra de Benet, lamentó desconocer la verdadera identidad de David Balfour e hizo todo lo posible por dejar bien claro que no sabía si Mario Vargas Llosa estaba o no oculto entre los veintidós finalistas de este año.Con respecto a Benet, «creo que su novela, El aire de un crimen», dijo Lara en una entrevista con EL PAIS, «es una obra estupenda en la que el autor ha hecho un verdadero esfuerzo, compensado por el gran interés que alcanza el relato. Hay que reconocer que las obras anteriores de Benet eran difíciles de leer, y yo mismo hube de abandonar la lectura de algunas. Pero con esta novela, de gran calidad, da la impresión de que Benet, por fin, se ha convencido de que su arte ha de llegar al pueblo».

José Manuel Lara tiene aún tinas palabras más sobre la presentación de Benet al Planeta: «Pienso que su actitud, al dar su cara y no presentarse escondido tras un seudónimo, es de una gran valentía, porque el anonimato, sin duda, hubiera sido una protección en caso de no ganar, como puede suceder».

Sobre la otra novela que figura entre los dos favoritos del jurado, Lara (él insiste en que es un simple miembro del jurado), el presidente de Planeta, se manifiesta así: «Volaverunt, la novela de Davis Balfour, es, para mí, otra de las grandes novelas presentadas este año. Y doy fe de que es la primera vez que desconozco en absoluto la identidad de quién se oculta detrás de ese seudónimo escocés».

Tanto esta novela, Volaverunt, que trata un tema de carácter histórico, en el que se relacionan Godoy, la duquesa de Alba, Goya y la historia de España de los pasados siglos, como El aire de un crimen, título que revela en cierto modo el contenido del relato, son para el editor Lara «dos libros satisfactorios». Según él, esta circunstancia hace más difícil su elección final, «porque cuando hay una duda ante lo que debo votar, siempre puede en mí el hombre que vende libros, y en este caso tengo difícil una decisión».

Lara dice que ahora que ya tiene más años que al principio del Planeta se enfada menos en los momentos culminantes de las discusiones del jurado, «pero me sigo enfadando». No se enfada, asegura, porque contradigan sus criterios de editor, promotor y financiero del más importante de los galardones que en el mundo se otorgan por una sola obra de ficción. Desmiente que él use su voto y su influencia para sacar a un determinado autor, y para avalar esa respuesta recuerda cuando hace varios decenios Torcuato Luca de Tena, que era su favorito con Edad prohibida, no pudo obtener el Planeta.

Enigmas

A José Manuel Lara le resulta normal que le hagan esta clase de acusaciones. «Cuando hablen bien del Planeta es que ya el premio no funciona», dice, mientras busca en un voluminoso diccionario enciclopédico el nombre exacto del cuadro de Goya que sirve, según él, de título a una de las dos novelas que él ha escogido como favoritas: la llamada Volaverunt.El título Volaverunt y el seudónimo David Balfour están llenos de enigmas: los italianos usan el término Volaverunt, dice el diccionario que consulta Lara, para denominar algo que ha desaparecido de donde estaba o para señalar también que un determinado veneno ha desaparecido. David Balfour es un célebre personaje escocés del novelista Robert Louis Balfour Stevenson, autor que ha influido en novelistas españoles posteriores a la generación del cincuenta y a estos mismos. Si nos dejamos llevar por las especulaciones, podríamos decir que existe la posibilidad de que en estos momentos el editor Lara se halle ante una disyuntiva que implica a dos novelistas de una generación similar.

A Lara no se le ha pasado por la cabeza, dice, que detrás de David Balfour pueda esconderse Mario Vargas Llosa, «aunque a mí personalmente me hubiera encantado que se presentara al premio". «¿Se lo pidió alguna vez?». «No. Es contraproducente pedirle a un autor de esa categoría que se presente a un premio. Ahora bien, yo le he dicho personalmente que me gustaría tenerle entre mis autores».

No cree tampoco Lara que Mario Vargas Llosa, sobre cuya candidatura se especuló también en vano el pasado año, sea el autor de otra novela finalista, Un mundo infernal, cuyo seudónimo, Amazonas, llevó a algunos a pensar en la probabilidad de que ésta fuera la obra del autor de Conversación en la catedral.

Lara rechaza la posibilidad de que detrás de su sinceridad de este año («de verdad que desconozco quién es David Balfour») se esconde su tapado. «En absoluto. Si hubiera un tapado yo no diría que El aire de un crimen y Volaverunt son mis favoritas, porque tendría interés en despistar la atención de ustedes y no fijarla en dos obras concretas».

Para centrar aún más su inocencia, el polémico editor de Planeta dice: «Hay años en que digo cuáles son mis favoritos y acierto. Hay años en que lo digo y no acierto. Si siempre acertara o siempre fallara, acabaría siendo muy sospechoso».

José Manuel Lara está pensando en escribir sus memorias («que saldrían después de muerto, porque si las publico ahora causarían casi una guerra civil»), que publicará pronto las que Juan Antonio Samaranch ha escrito sobre su etapa de embajador en Moscú y que dentro de poco se hará con gran parte del accionariado de una gran empresa editorial francesa en París, sigue considerando el Premio Planeta como su gran creación, y dice que este año está particularmente ansioso porque no sabe quién es David Balfour. «Nunca me había ocurrido estar tan ignorante sobre un finalista». A él le gustaría, dice, premiar en ese seudónimo («con el primer premio o con el de finalista, porque ser finalista en el Planeta es lo más importante que hay en España después del Planeta»), a un autor joven, pero niega que diga esto «porque sepa algo».

E insiste en su otra candidatura: Benet. «Doy además mi palabra de honor, como simple jurado, que si detrás de los seudónimos salta alguien muy importante yo sería el primer sorprendido». Es posible que no lo sepa. En sus ojos de andaluz, cuando baja el ascensor y se mete en su Mercedes, José Manuel Lara pone mirada de haberlo intuido ya hoy a mediodía, cuando tenga la penúltima reunión con su compañeros de jurado.

Veintidós finalistas

Las veintidós novelas finalistas del Premio Planeta son las siguientes:Palabra sin ecos, de «Agamenón» (seudónimo); Apasionadamente, de «V. Alonso» (seudónimo); Un mundo infernal, de «Amazonas» (seudónimo); Comunismo año 3000, de Carlos Arean; Los terroristas, de Ramón Ayerra; Volaverunt, de «David Balfour» (seudónimo); El aire de un crimen, de Juan Benet; Los dos jinetes, de «Pedro Botero» (seudónimo); Los ahorcados del cuarto menguante, de Enrique Cerdán Tato; Súbditos de la noche, de Eduardo Chamorro; La vida en el siglo XXI, de Baldomero Díaz; El adúltero, de «Benito Galdós» (seudónimo); El encuentro, de Elena Iriarte; Metamorfosis, de «Angel Joseisa» (seudónimo); Mamita mía, tirabuzones, de Salvador Maldonado; Se soltaron las riendas, de «Martín» (seudónimo); Ecos y figuraciones, de Vicente Muñoz Suay -y no de su hermano Ricardo, cineasta y editor, como se había supuesto-; Días de vieja primavera, de «Juan Pérez» (seudónimo); El rey, de Alvaro Pombo; El remolino del yo, de José Posada; Nuestra paz, vuestra paz, de Fernando Schwartz, y Dentro del sobre, de «Uno» (seudónimo).

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