Un pasado bélico
Nacido en Worcester (Massachusetts), de origen judío, Samuel Fuller cumplió 66 años en pleno rodaje de su última película, The big Red one. A los quince años empezó a trabajar como vendedor de periódicos y copy-boy en el New York Journal, y dos años más tarde ya era redactor especializado en sucesos. Especialidad que también desarrolló en el New York Evening Graphic y en el San Diego Sun, y que le permitió escribir numerosos relatos. Hizo también tres novelas policíacas, con título y seudónimo impuestos por el editor, quien las tenía vendidas de antemano: Burn, baby, burn (1935), Testtube baby (1936) y Make up andkiss (1938). Y comenzó a escribir guiones -que firmaban otros- para Hollywood, al tiempo que dibujaba caricaturas y hacía crítica literaria.Al comenzar la segunda guerra mundial le reclutan en la primera división de infantería del Ejército norteamericano. Combate en varios frentes de Europa y del norte de Africa. Le hieren dos veces y le dan otras tantas medallas. Vuelve a Estados Unidos con la aventura de la guerra en la mente y se estrena como director cinematográfico, en 1948, con Balas vengadoras, una película del Oeste «con más emociones humanas que caballos y desiertos», con guión propio, como sus filmes posteriores: The baron of Arizona, Casco de acero, Fixed bayonets, Park Row, Manos peligrosas (León de Bronce en Venecia en 1952), El diablo de las aguas turbias, Casa de bambú, Yuma (de 1956, con ella se inicia como productor), China Gate, Forty guns, Verboten, The Crimson Kimono, Under world USA, Corredor sin retorno (1963, ganó seis premios en el festival de Valladolid), Invasión en Birmania, Una luz en el hampa, Shark y Deadpigeon on Beethoven street.
Habitual en las sesiones retrospectivas de filmotecas europeas y americanas, Sam Fuller ha sido reivindicado por realizadores franceses, como Truffaut o Godard, en Cahiers du Cinema. En la película de este último Pierrot le fou intervino como actor, definiendo su propio trabajo: «El cine es acción, sexo, violencia.... una emoción en movimiento». Igualmente ha colaborado en películas de Win Wenders, Dennis Hopper, Moullet y otros, y, en su último filme, The Big Red One, en el que su hija de cinco años, Samantha, hace un corto papel, Fuller tiene una breve intervención. Aún sigue escribiendo novelas policíacas y, hace cuatro años, se editó en España Picadilly 144.
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