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Pierden credibilidad las tesis paraguayas sobre el asesinato de Somoza

Dos de los cuatro montoneros argentinos inculpados por la policía paraguaya en el atentado contra el general Anastasio Somoza viven en Managua y en San José de Costa Rica. Ambos aseguran que no han salido desde hace meses de los respectivos países de residencia y que pueden demostrar todos sus movimientos antes y después del, día 17, fecha del atentado.Entre tanto, la policía de Paraguay insiste en que los cuatro acusados se encuentran en el interior del país y que en las próximas horas habrá revelaciones importantes en torno al suceso.

Guillermo Thomas, uno de los integrantes del comando según la versión oficial paraguaya, manifestó a un diario nicaragüense que el día 17 entró a trabajar a las 7.30 horas en las oficinas de Telecomunicaciones y Correos (Telcor) de Managua, donde está empleado desde el pasado mes de febrero, sin que desde entonces haya salido del país. También señaló que justamente el día 16 se inscribió en la Universidad centroamericana de Managua.

Jorge Lewinger, otro de los acusados, trabaja en la emisora costarricense Radio Noticias del Continente. Manifestó telefónicamente al diario nicaragüense que «puedo demostrar hasta la saciedad todos mis movimientos antes y después del día 17».

La televisión paraguaya no ha cesado, sin embargo, de difundir las fotografías de los cuatro montoneros a los que acusa de la muerte de Somoza. Thomas y Lewinger siguen estando así de forma casi permanente en la pequeña pantalla, pese a la constancia de que están fuera del país.

Cada vez son mayores las dudas que se plantean en torno al atentado contra Somoza, y, desde luego, las tesis mantenidas contra viento y marea por la policía paraguaya empiezan a perder peso. No hay ninguna explicación oficial que aclare por qué se ha acusado del crimen a seis argentinos.

Por otra parte, el arquitecto argentino Julio Eduardo Carbone, el hombre al que robaron su coche y que dijo que los asaltantes tenían acento rioplatense, está detenido e incomunicado. Al parecer, a la policía le ha molestado que Carbone declarase que entre las personas que él vio no había nadie con barba rubia, dato utilizado contra el fallecido Irurzún.

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