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La Generalidad editará un opúsculo de lujo, de doce páginas, sobre Salvador Dalí

En un plazo de tan sólo quince días, la Generalidad de Cataluña editará un opúsculo de lujo titulado Salvador Dalí, 1980. Tendrá sólo doce páginas, su tirada será limitada, de unos doscientos o trescientos ejemplares, y será de un formato de unos veinte por cuarenta centímetros. Su contenido será muy favorable a la figura de Dalí, algo que fue precisado de forma ya definitiva por Enrique Sabater y Jordi Pujol en la entrevista que mantuvieron anteayer en el palacio de la Generalidad. Este hecho suscitará criterios encontrados, dada la trayectoria de Dalí durante el franquismo.

La publicación del opúsculo parte del envío de Dalí a Pujol, hace semanas, de un dibujito del artista, ya descrito en la edición de ayer de este diario. Desde entonces, Dalí ha mantenido conversaciones telefónicas con Pujol, con una periodicidad de una cada tres días. El pintor ha ido manifestando al presidente de la Generalidad su deseo de que el dibujito fuese editado por la institución autonómica catalana junto con las tres fotos de Dalí que se adjuntaban en el envío del dibujito.De aquellos contactos telefónicos y de la intervención de la Consejería de Cultura en el tema sugirió como alternativa la posibilidad de editar el dibujito como eje de un opúsculo de lujo, patrocinado e impreso por la propia Generalidad. Esta alternativa es la que se ha concretado de forma definitiva.

El opúsculo contendrá varias partes. Un escrito de Dalí a Pujol; un escrito del presidente de la Generalidad, dirigido a Dalí o bien sobre la figura del pintor; el poema de Federico García Lorca titulado Oda a Salvador Dalí (1926); textos de Paul Eluard y de Josep Vicens Foix, ya publicados en los años treinta, sobre el surrealismo; un texto de presentación del conjunto del opúsculo redactado por Joaquim Molas, catedrático de Lengua y Literatura de la Universidad Autónoma de Barcelona; finalmente, el dibujito de Dalí.

Con esta curiosa iniciativa, la Generalidad intenta lograr básicamente dos cosas: a corto plazo, que se celebre también en Barcelona -y, a ser posible, antes que en Madrid- la exposición inicialmente concertada entre Enrique Sabater, siempre obrando en nombre de Dalí, y el Ministerio de Cultura. A largo o medio plazo, la Generalidad pretende lograr que Dalí efectúe la donación a Cataluña de obras suyas, actualmente muy escasas en el Principado.

En fecha reciente, y como informó este diario, Sabater dio a conocer la presunta existencia en poder del pintor de unos setenta cuadros. Pero en gran parte pertenecían a una época -anterior a su marcha a París- que hasta ahora Dalí rechazaba casi sin matiz alguno. Así, hace un par de años, Dalí ni tan siquiera se dejó filmar al lado de un cuadro suyo de aquella época titulado El huerto del Llane.

El hecho de que la primera obra que edite la Generalidad constituya un homenaje a Salvador Dalí suscitará viva polémica. Hasta ahora, Dalí ha sido un antagonista del catalanismo político y de la intelectualidad catalana. En 1930, en una conferencia en el Ateneo barcelonés, Dalí insultó la memoria de Angel Guimerá, lo cual equivale a un ataque frontal al catalanismo. Su trayectoria bajo el franquismo es ya conocida. El 21 de agosto de 1971, Dalí declaró: «Todos los intelectuales son unos imbéciles, especialmente los catalanes». Ello tenía efecto pocos meses después de que doscientos destacados intelectuales catalanes se hubiesen encerrado en el monasterio de Montserrat en protesta por el proceso de Burgos.

En agosto de 1976, la Asamblea Democrática de Artistas de Gerona, directamente vinculada a la histórica Asamblea de Cataluña, plataforma unitaria y dirigente del movimiento antifranquista, rechazó la presencia de una obra de Dalí en una exposición de homenaje al demócrata catalanista Carles Rahola, fusilado por el Gobierno de Burgos. El rechazo fue «a causa de motivos políticos, confirmados por el comportamiento antidemocrático de Salvador Dalí». El intento de forzar la presencia de un cuadro de Dalí obligó a la clausura anticipada de la exposición, ante la oposición unánime -con una excepción- de los demás participantes a tolerar la presencia de un cuadro de Dalí.

Ayer este diario obtuvo confirmación plena de la sorprendente solicitud oficial por parte de Enrique Sabater, a principios de este verano, de un carné de colaborador de una agencia de detectives privados. La solicitud estaría pendiente de los preceptivos requisitos policiales y gubernativos. Dada la circunstancia de la residencia en Mónaco de Sabater, tal hecho resulta aún más insólito. Por otro lado, las personas que ejercen esa profesión no suelen ser multimillonarios, como es el caso de Sabater.

En París, una vez más, este diario obtuvo otra información, relativa a otro problema judicial más. Se trata de dos demandas presentadas separadamente por dos importantes editoriales francesas -Gallimard y La Table Ronde- contra el centro Georges Pompidou o quien fuese responsable, por presunta violación de los derechos de copyright en la edición de libros y catálogos sobre Dalí puestos a la venta en ocasión de la gran exposición de obras de este pintor. Lo curioso es que, según las fuentes informantes, interviene en el pleito, defendiendo el centro citado, el abogado parisiense de Sabater.

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