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El Gobierno solicita la confianza del Congreso

El Gabinete se asegura el apoyo del grupo andalucista, en medio del nerviosismo del PSOE

La soledad en que Unión de Centro Democrático (UCD) quedó con ocasión de la moción de censura socialista contra el Gobierno Suárez en mayo último se cernió ayer sobre los autores de aquella moción durante la intervención de las minorías en el debate sobre la cuestión de confianza planteada por Adolfo Suárez al Congreso de los Diputados. El único socialista que intervino, el vasco Carlos Solchaga, lamentó la falta de un Gobierno de coalición UCD-PSOE. Por lo demás, el Gobierno se aseguró ayer el apoyo andalucista y el impagable distanciamiento de Fraga.

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Adolfo Suárez sólo intervino, sin abandonar su escaño, para neutralizar la intervención de Manuel Fraga en nombre de Coalición Democrática. Suárez señaló a Fraga que si, como decía, «gobernar bien es elegirle a él, que se lo diga el pueblo español».;Por parte gubernamental, junto a intervenciones sectoriales de los ministros de Agricultura, Jaime Lamo de Espinosa, o de Economía y Comercio, Juan Antonio García Díez, el peso lo llevó el flamante ministro de Administración Territorial, Rodolfo Martín Villa, quien consiguió asegurarse los cinco votos andalucistas, mediante la respuesta concreta a las preguntas de Alejandro Rojas Marcos sobre la autonomía andaluza.

"El milagro"

La posición andalucista en torno a la cuestión de confianza había estado presidida en las últimas semanas por las garantías que el Gobierno Suárez ofreciera para asegurar la autonomía andaluza por la vía del artículo 151. «Sólo si se produce ese milagro votaremos a favor de Suárez», había declarado el diputado andalucista Emilio Pérez Ruiz. Antes de iniciarse la sesión de ayer, Alejandro Rojas Marcos aseguraba todavía que todo dependería del desarrollo del debate.Fuentes andalucistas aseguraron a EL PAÍS, sin embargo, que la negociación entre el Gobierno, y en su nombre Rodolfo Martín Villa, y el líder andalucista se había producido con resultado favorable.

En el hemiciclo, Alejandro Rojas Marcos insistió en su posición de exigir que la oferta gubernamental de reconducir la autonomía andaluza por el artículo 144 llevara finalmente al 151. Para ello preguntó si habría participación de la asamblea de parlamentarios en la elaboración del estatuto, si se sometería a referéndum posterior, como los estatutos vasco y catalán, y si se tramitaría por el procedimiento de urgencia la correspondiente ley orgánica. La respuesta de Martín Villa, que suscitó un murmullo de sorpresa en el hemiciclo, fue básicamente positiva para todos los puntos planteados.

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En los pasillos del Congreso, Rojas Marcos manifestó después que su grupo votaría afirmativamente. Dijo también que el presidente Suárez le había garantizado, tras el anuncio público hecho por Martín Villa, que Andalucía tendrá una autonomía igual que la del País Vasco y Cataluña.

La salida dada por el Gobierno Suárez al problema andaluz, enconado especialmente desde el 28 de febrero, produjo nerviosismo en los escaños de la izquierda, especialmente entre los socialistas. El secretario general del Grupo Socialista, Gregorio Peces-Barba, calificó de «irresponsable» la decisión gubernamental, por atentar contra la Constitución, ya que el artículo 144 sólo conduce a la vía del 143. «Aunque el Gobierno tenga el propósito anunciado », señaló, «es el Tribunal Constitucional el que debe decir si el procedimiento es acorde con la Constitución». Peces-Barba agregó que la decisión gubernamental se adopta solamente «por no reconocer que un señor se equivocó y no repetir el referéndum en Andalucía».

Discrepancias entre nacionalistas

Otra novedad de la sesión parlamentaria de ayer fue el distanciamiento de las posiciones entre los nacionalistas vascos y catalanes. En nombre de los primeros, recién reintegrados a la Cámara, Marcos Vizcaya atacó duramente el programa gubernamental, especialmente en el aspecto autonómico, al que denunció por falto de credibilidad, además de por carente de «ideas, voluntad y coraje». Lamentó la actitud centrista de no garantizar el cumplimiento del Estatuto de Guernica, así como la falta de transferencias realizadas al Gobierno Vasco. La posición del PNV sorprendió a la Cámara, ya que, aunque se creía que finalmente los diputados nacionalistas vascos se abstendrían, parecía que la reintegración a la Cámara estaba motivada por algunos signos positivos, de los que Marcos Vizcaya prácticamente ni habló.Frente a esta actitud, el otro grupo nacionalista, la Minoría Catalana, mostró su acuerdo total con el planteamiento gubernamental. Miguel Roca, en una intervención que, sin nombrar a los socialistas, Fue reticente para ellos, se pronunció a favor de la gobemabilidad del Estado y consideró que las querellas partidistas son un «mal ejemplo» para el pueblo español.

"Huracán" Fraga

La intervención de Manuel Fraga, que sólo fue superada poco después por el diputado nacionalista canario Fernando Sagaseta en tono tremendista, ofreció todos los ingredientes electoralistas, que en numerosas ocasiones produjeron la sonrisa y la distensión en la Cámara, incluso en el banco azul. Manuel Fraga, hablando más para la televisión que para la Cámara de los Diputados, empleó tonos que iban de lo catastrofista a lo chascarrillero. Sus constantes alusiones a las amas de casa, guardias civiles o probos funcionarios fueron seguidas con regocijo.En definitiva, Fraga negó la confianza a Suárez porque, según dijo, nada nuevo, ni cierto, ni importante había aportado su declaración, a la que comparó con una película de John Travolta: «Siempre la misma comedia, siempre con el mismo personaje y siempre para chicos».

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