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Los juegos y la televisión monopolizan el ocio de los niños españoles

Según el estudio publicado por el Ministerio de Cultura sobre "Los hábitos culturales de la población infantil"

Rosa Rivas

Un domingo no supone mayor atractivo para el españolito que el hecho de cambiar su actividad escolar por juegos en la calle o una mayor presencia frente al televisor. Las niñas aparecen como más hogareñas, pero también más condicionadas por las tareas domésticas; pese a ello, al igual que los niños, se acuestan entre las nueve y las diez de la noche, como pronto, y pasan la mayoría de su tiempo con la familia o sus amigos y compañeros de colegio. Pero todos ellos manifiestan una considerable despreocupación cultural. Tan sólo un 21% lee habitualmente libros, sin que su período de lectura sobrepase las dos horas. Un 5% suele escuchar música y los que asisten los días festivos al cine, al teatro o a museos no sobrepasan el 0,5%, según datos de una ericuesta realizada por el Ministerio de Cultura.

Durante 1979, Año Internacional del Niño, la Dirección General del Libro y Bibliotecas y la Secretaría General Técnica del Ministerio de Cultura investigaron «la realidad cultural de la población española comprendida entre los seis y trece años», y los resultados de dicho estudio-acaban de aparecer en un volumen con el título de Los hábitos culturales de la población infantil.Diecisiete mil veinte jóvene de todo el Estado español respondieron a los cuestionarlos individuales de la encuesta. Y, además de estas entrevistas -efectuadas en un 50,8% a niños y en un 49,2% a niñas-, un total de 721 cuestionarios fueron cumplimentados po centros docentes, mayoritariamen te de municipios no capitales de provincia. No obstante, a las dos grandes capitales, Madrid y Barcelona, pertenece gran parte de los encuestados, después de Andalucía y seguidas del País Valenciano y del Vasco, aunque con poca diferencia. El muestreo ha sido proporcional al número de habitantes de cada localidad.

Muchas horas en casa

Según la encuesta, nuestra población infantil se mueve, normalmente, dentro de su residencia habitual y sólo la abandona para acudir al colegio, disfrutando de cortos períodos de descanso en la calle, en parques o jardines, que únicamente son aprovechados por un pequeño porcentaje de niños. Así, la jornada infantil está conformada de la siguiente manera: unas siete horas durmiendo, menos de dos horas con el aseo personal; de una a tres horas, para comer; hasta dos horas, en los transportes (de casa al colegio y viceversa); entre cuatro y seis horas, en clase; y menos de una hora en el recreo. El período de estudio suele ser de unas tres horas, las mismas que de juego fuera de casa (sólo del 15 % al 30% de los casos) y de contemplación televisiva.Cabe destacar que sólo un 20% de niñosy niñas tiene la costumbre de leer (lo que supone unas dos horas de su tiempo, también en casa) y que más de un 27% de las niñas ayudan habitualmente en las tareas domésticas (entre una y dos horas), cosa que hace un 7,5 % de la población infantil masculina.

Las pautas infantiles de los días laborables no cambian de forma significativa los sábados, pues la mayoría de las mañanas las pasan en el centro escolar, realizando las llamadas «actividades extraescolares». De cinco de la tarde a nueve de la noche sí hay variaciones, pero el empleo de su tiempo depende de los imperativos familiares; imperativos que también influyen los domingos, aunque en estos días en los festivos la asistencia al parque o a la calle es mayor. La visita a casa de familiares o amigos ocupa el segundo lugar en el empleo del ocio infantil y después, la permanencia en lugares públicos.

Durante los días festivos, los niños se relacionan con sus padres y con sus hermanos más uniformemente, sin que las comidas o juegos sean el nexo fundamental de sus relaciones, como ocurre en los otros días. Sin embargo -subraya el estudio oficial-, el tiempo que liberan los niños cuando dejan de acudir al centro de enseñanza, no lo «invierten» en nuevas actividades de «proyección cultural» (música, cine, museos, lectura) y quienes sí lo hacen no llegan a un 5%. Sucede que el tiempo que los jóvenes no emplean en estar en casa ocupados con sus deberes escolares lo dedican a estar sentados frente al televisor.

El "superhábito televisivo"

Los resultados de la citada encuesta han demostrado que, entre los chicos españoles, el «hábito televisivo» tiene más fuerza que otros hábitos culturales.Tres horas (muchas más los días festivos) de su tiempo le dedican los niños a la contemplación de los programas televisivos. Y los realizadores de la encuesta a que aludimos han descubierto que existe una gran dispersión en las preferencias infantiles, contrariamente a lo que vienen reflejando los estudios de audiencia de los diferentes medios de comunicación social; pues, según éstos, el público infantil hace poco caso de los programas destinados especialmente para él y prefiere la programación adulta, sobre todo los largometrajes.

En el sondeo realizado por el Ministerio de Cultura, los programas infantiles y juveniles aparecen como los de mayor aceptación, alcanzando casi el máximo nivel de audiencia, y en esto son las niñas de seis años el exponente más significativo. No obstante, aparecen también en este sondeo los largometrajes y telefilmes ocupando el segundo lugar de interés. Después, le gustan al público infantil los reportajes y documentales, los programas musicales y los de tipo magazine, y el interés por los deportivos se mantiene justo en el índice medio de aceptación.

El medio geográfico no influye demasiado en los gustos de los niños (tan sólo se aprecia un mavor interés por el reportaje en los municipios con más de 500.000 habitantes). Pero sí el nivel cultural y social y las preferencias del cabeza de familia. Se ha notado una inclinación hacia los documentales y los programas de actualidad y opinión (esto último en los chavales más mayores) en los niños con otras opciones culturales en casa, pero, de todas formas, la atracción por la televisión no disminuye.

Poca costumbre de leer

Cerca de la cuarta parte de la población infantil española comprendida entre los seis y los trece años no posee ningún libro o cuento, mientras que sólo un 16% del mismo colectivo posee más de veinte ejemplares (cifra máxima fijada en la encuesta oficial). Dentro de esta precariedad bibliográfica, parece que tienen más posibles los niños residentes en Madrid, Barcelona (y resto de Cataluña), Navarra, Baleares y Aragón, y, por el contrario, son los niños con menos libros los que viven en Extremadura, Galicia, Canarias, Andalucía o Murcia.El nivel de estudios del cabeza de familia y su categoría socioeconómica influye tanto en la compra de libros de sus hijos como en la elección de temas (que suelen ser las aventuras o la ciencia-ficción). Algo menos de la mitad de los niños pertenecientes a la clase social alta dispone de presupuesto dedicado a la compra de publicaciones infantiles, ririientras que el 85% de la población infantil censada como de clase baja no disfruta de esta posibilidad. Y, en cualquier caso, más del 76% de los niños españoles, en general, no disponen de un presupuesto semanal para sus gastos de libros o tebeos (más de la mitad de los críos de seis años tampoco leen tebeos).

Los cumpleaños y fiestas de Reyes Magos o Navidad suelen constituir excepciones, pues muchos padres se acuerdan entonces de que sus hijos pueden leer un libro. Pero. todavía el 60% de las compras de publicaciones infantiles se efectúan sin motivos aparentes, y son los padres considerados «sin estudios» quienes dan el menor porcentaje de compras de libros por regalo de cumpleaños.

La música y el teatro no entran tampoco en el carripo de aficiones culturales de los niños españoles, influidos -según concluye el sondeo- por el ámbito familiar, junto con el escolar y con el ya asumido irripacto televisivo. Más de la mitad de los niños españoles ha declarado no haber pisado nunca un local teatral, y esa misn.la cifra dice no poseer ningún disco o cinta grabada. Por otra parte, estas aficiones rio son las más atendidas por los centros escolares, los cuales atienden, en primer lugar, las excursiones, luego, las visitas a museos y las actividades deportivas, y poseen unas aulas de música insuficientemente dotadas (aun en los centros privados religiosos, los mejores equipados).

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Sobre la firma

Rosa Rivas
Periodista vinculada a EL PAÍS desde 1981. Premio Nacional de Gastronomía 2010. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Master en Periodismo Audiovisual por Boston University gracias a una Beca Fulbright. Autora del libro 'Felicidad. Carme Ruscalleda'. Ha colaborado con RTVE, Canal +, CBS Boston y FoolMagazine.

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