Térmicas de carbón
Es por ser admirador y lector del diario que usted dirige por lo que me ha producido una inmensa pena el ver a «mi periódico» degradarse con el artículo «Voz de alarma» (EL PAIS, 12-8-1980). Es el citado artículo un prodigio del, para mí desconocido, autor Carlos Villacieros, de incongruencias, suposiciones falsas y mala memoria.Analiza las térmicas de carbón sin tener en cuenta las vidas que cuesta la obtención del combustible y las enfermedades que depara a los mineros. Tampoco tiene en cuenta la alta contaminación que produce por anhídrido sulfuroso, entre otras cosas. Con el petróleo, tres cuartos de lo mismo: las plantas marinas que se hunden, los riesgos en refinería, etcétera.
La temeridad del autor es aún mayor cuando toca las nucleares y las solares. Habla, de ahí su mala memoria, de accidentes en el transporte de uranio y residuos, recordando Palomares. Las centrales nucleares tienen ahora la culpa. de las bombas que se les caen a los americanos. Y luego describe toda una serie de averías posibles, que convierten a la nuclear en la más insegura de todas las formas de la energía. La solar, por el contrario, se puede investigar por medio de «ensayos que no costarían más que importar un futbolista»: da gusto ver lo barato que está todo. Y luego le dicen a Abril de la inflación...
Que hay que reconocer que, hoy por hoy, la fuente de energía menos contaminante, más limpia, más barata, más inagotable y que nos crearía menor dependencia es la nuclear. Es la que estadísticamente presenta menor índice de accidentes. Todavía no se conoce ningún muerto en una central nuclear (el autor recordaría Hiroshima). ¿Cuándo va la prensa a acercar a la opinión pública a la realidad de las centrales nucleares, tan desfigurada en las mentes de los ciudadanos de este y otros países?/
Madrid.
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