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Análisis del teatro de barrio y campesino

«Los grupos de teatro de barrio y de teatro campesino no existen como un movimiento consolidado, pero sí hay materia suficiente para que éste se consolide», afirmó Jerónimo López Mozo, autor teatral, en el curso que, bajo el título de Ochenta años de teatro, se viene desarrollando en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, de Santander.El momento actual de estas dos formas de actividad teatral es, a juicio del conferenciante, esperanzador, porque, «aunque muchos de los mejores grupos han desaparecido, están naciendo otros nuevos, y algunos históricos, como el Lebrijano, están resucitando».

Jerónimo López Mozo inició su conferencia sobre el teatro de barrio, definiendo éste como aquel realizado por los habitantes de un barrio o de un pueblo, «por ellos y no para ellos», precisó. La proyección de este teatro es local, y «sólo abandona este ámbito en contadas ocasiones; y como intercambio de experiencias con otros grupos similares». Los orígenes del movimiento, que «no persigue beneficios económicos», los situó el conferenciante, en primer lugar, en los grupos no profesionales que se desarrollaron en España durante los años sesenta, y que dan paso posteriormente a los grupos de teatro independientes. «El carácter itinerante de estos grupos», dijo López Mozo, «hizo que la semilla de un nuevo teatro fuese quedando en las diferentes localidades visitadas, que es donde luego surge el teatro de barrio campesino». El conferenciante diferenció dos etapas en el teatro de barrio, la que abarca el período comprendido en la primera mitad de los años setenta, representada principalmente por el grupo Lebrijano, y que «se caracteriza por la búsqueda de qué teatro hacer y cómo hacerlo» y su carácter militante, asumiendo las experiencias de los grupos de teatro independiente, siendo sus aportaciones principales, en opinión del conferenciante, el desarrollo del teatro de creación colectiva y la eliminación del escenario a la italiana.

Escollos

La segunda etapa, que abarca desde 1975 hasta ahora, fue definida por el conferenciante como «difícil», enmarcándola en la crisis «que surge al partir de una nueva necesidad de diferentes planteamientos». Problemas de tipo económico (sin existencia de subvenciones oficiales), incorporación de elementos artísticos, que exigen nuevas situaciones, y una mejor formación del actor y dificultades lingüísticas en aquellas regiones, como Cataluña o País Vasco, «en las que los grupos que no representan en catalán o vasco no reciben subvenciones oficiales, en lo que es lógica consecuencia del centralismo padecido por esas regiones», son algunos de los escollos que, según Jerónimo López Mozo, deberá salvar el teatro de barrio y campesino en los próximos años.

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