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EDUCACIÓN

Gonzalez Seara: "Hay que estar relajado para abarcar lo global"

El presidente Suárez y varios de sus ministros han elegido este año las pacificas costas gallegas para pasar sus vacaciones. Entre estos últimos figura el responsable de Universidades e Investigación, Luis González Seara, quien declara que sólo el clima relajado del veraneo, lejos de las múltiples menudencias coyunturales de la política universitaria, le permite reflexionar sobre los problemas de conjunto que afectan a nuestra sociedad.

Hay un gran remolino de comentarios en algunas rías gallegas acerca de las silenciosas vacaciones presidenciales. El murmullo resuena con más fuerza gracias a la presencia en la misma zona de diversos ministros. Asimismo, se sabe que los de ayer no andan muy lejos. Pero, por una vez, el recelo ante tanta coincidencia no parece demasiado legítimo. Porque lo cierto es que casi todos estos encausados de la clase política son adictos al oleaje gallego desde hace largo tiempo.Ese es el caso de González Seara, veraneante en distintos lugares de la ría de Pontevedra y de la ría de Villagarcía, más tarde desertor en Estepona y, de nuevo, afincado en La Toja desde hace ya tres años, no sólo en la estación estival, «sino también en invierno, en Semana Santa y, en cuanto puedo, los fines de semana». El prefiere esta calma a la vida febril en la Costa del Sol. Pasea al perro por los jardines. Sale de pesca algunos días con un grupo de amigos. Es amante confeso del besugo, del rodaballo, de la lamprea, de los vinos locales: «En Madrid es muy difícil tomar buenos vinos gallegos. Aquí hay excelentes ribeiros y albariños». Se halla con su familia en un apartamento alquilado. Tenía por vecino del mismo bloque al ministro de Educación, Otero Novas. Dos guardias civiles y un policía de paisano vigilan la entrada. Vive cerca de Sancho Rof y de Alvarez Rendueles.

Pregunta: ¿Hay minirreuniones ministeriales entre ustedes?

Respuesta. Intentamos descansar cada uno por su cuenta. Después de todo un año de vida política, conviene escaparse de ella por algún tiempo. O sea, que si nos vemos alguna vez es para cenar o pasar un rato y, desde luego, no para celebrar reuniones de tipo político.

P. ¿Sedujo alguno de ustedes al presidente para que eligiese Galícia como lugar de vacaciones?

R. Ninguno de nosotros supo nada hasta el último momento. Tal decisión, pues, ha sido totalmente personal.

P. ¿Y a usted le ha parecido acertada?

R. Sin duda alguna. En primer lugar, porque este es un sitio ideal para el descanso. Al mismo tiempo, porque es interesante que el presidente del Gobierno pueda conocer esta tierra al margen del ambiente electoral, de manera relajada y tranquila.

P. Usted, al parecer, concilia la holganza con un ritmo devorador de lectura.

R. Porque la política no deja tiempo libre para leer. Uno lee, sin cesar, documentos, expedientes, informes y prensa, pero no libros. De ahí que yo intente ahora, durante el veraneo, no quedarme demasiado atrás respecto a lo mucho e interesante que se publica.

La evasión y la realidad

P. ¿Y no siente la tentación, entre libro y libro, de establecer algún balance sobre su gestión política durante el pasado curso universitario?R. Por supuesto, y acaso por desdicha, no hay posibilidad humana de olvidarse de la realidad. Uno siente con amargura que actualmente los graves problemas carecen de soluciones verdaderas. Se incline uno hacia donde se incline, el problema básico no se resuelve: queda encauzado o amortiguado, pero no resuelto. A veces, lo que habría que hacer no se puede hacer, porque existe una situación política que lo impide. Se acaba eligiendo una vía intermedia, a sabiendas incluso de que no es la buena. Yo, ahora, medito mucho sobre el subdesarrollo tecnológico y científico en España, que conduce a la colonización del país en lo que a materia gris se refiere. Se nos habla de prioridades. ¿Pero qué prioridades pueden establecerse con la parte irrisoria del producto interno bruto destinado a la investigación? Por mucho que uno quiera evadirse, la realidad está ahí. Lo que sí procuro durante las vacaciones es no preocuparme por los problemas muy concretos; prefiero reflexionar sobre el planteamiento general, sobre el futuro, sobre la civilización venidera. Eso sólo se puede hacer aquí, relajado, sin dos o tres coordinadoras esperándote en la antesala ministerial.

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