Dos lenguas
He leído en EL PAIS del 18 de julio una carta bajo el título de «El enriquecedor bilingüismo», en la que se alude a posibles fallos discriminatorios con relación a la comunidad castellanohablante.En Cataluña habla el castellano al menos el 70%, lo que no es natural en una comunidad con lengua propia. Para satisfacción de muchos, el franquismo organizó la desaparición de la lengua catalana por medios violentos, y sus frutos subsisten en mayor o menor grado y en forma ya natural en esta democracia posfranquista.
Las relaciones mutuas entre los habitantes de Cataluña son excelentes, según el señor Villoslada, firmante de la carta a que hago referencia. Sí, lo son, pero contando con la tolerancia, el pactismo, el seny y, hoy, con el cultivo de la abulia iniciado por la Generalidad provisional y la presión ambiental de ese 50% de población foránea a que alude el señor Villoslada como exponente de un derecho. No la cita como exponente también de una obligación moral hacia el país acogedor, para llegar a ese enriquecedor bilingüismo.
Finalmente, el señor Villoslada dice temer que la desaparición del bilingüismo causaría un grave daño. Cabe suponer que entiende por eso que Cataluña fuera solamente unilingüe en catalán.
La realidad es otra. El catalán retrocede -ya veremos si se recupera- y el único bilingüismo total que existe es el de los catalanes. Es un bilingüismo enriquecedor y acorralado al tiempo. Los castellanohablantes deben ser en su mayoría partidarios de la pobreza, cuando no sólo en Cataluña rehusan la lengua de adopción, sino que la rehusan también en Andorra, donde es la única lengua oficial.
Me gustaría saber si el señor Villoslada, en su posición de recelo hacia la labor del señor Cahner, es consecuente con esa moderación que ños recomienda, y es también un bilingüe autonómico y, si tiene hijos, si también lo son.
¿En qué país vivimos que, de no ser acusadores, pasamos a ser acusados?/
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