Sotheby's no cubrió sus expectativas en la subasta de Boadilla
Aunque algo más animada que la jornada del martes, la subasta de ayer en el palacio de Boadilla se caracterizó por la timidez de los compradores, que en este caso eran, más que profesionales, coleccionistas particulares. En la primera tanda, la de los pintores del siglo XIX, el cuadro que más dinero alcanzó fue un hermoso lienzo de Hermen Anglada Camarasa, que salió en 2.700.000 pesetas y fue adjudicado en cuatro, cuando la tasación esperada lo situaba entre tres y cinco millones. Un fantástico Riancho grande y de primera época alcanzó los tres millones.Y nada más. El misterio se cierne sobre los compradores de las dos tandas, en las que la segunda ofrecía algunos Marle Blanchard, un Braque, un Pancho Cossío, varios Quirós y hasta cinco litografías y unagaafuerte de Calder. Y se cierne incluso sobre lo vendido el martes, concretamente, sobre el San Pablo de El Greco, del que la agencia Efe dijo ayer que no se vendió por los dieciocho millones a que subió la puja, y que en cambio quedó por una reserva de veinte millones de pesetas, que tal vez fueran del propio dueño actual.
A la lentitud de la Administración para hacer uso de sus prerrogativas de rectracto echa la culpa Edmund Peel de la falta de animación de la subasta de estos días, y particularmente la del martes, que era la más importante, teóricamente, a nivel de patrimonio.
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