Los ministros de Finanzas de la CEE no consiguen resolver la "cuestión británica"

Veintisiete ministros de países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) intentarán, en una semana loca, encontrar una solución para los dos problemas que tienen paralizado el Mercado Común: la contribución británica al presupuesto de la CEE y el incremento de los precios agrarios. La primera ronda protagonizada ayer por los nueve ministros de Finanzas, terminó sin ninguna novedad importante. La pelota está ahora en el tejado de los ministros de Agricultura, que se reúnen hoy, y en el de los ministros de Asuntos Exteriores, que se reunirán mañana.

Si tampoco ellos son capaces de encontrar una vía de acuerdo con Gran Bretaña, la cumbre europea de Venecia, prevista para los próximos días (del 12 al 14 de junio), podría enfrentar a los jefes de Gobierno de los nueve con la crisis más grave jamás encarada, por la CEE.Los ministros de Finanzas se han limitado, según el italiano Pandolfi, a intentar revisar y fijar definitivamente una tabla en la que figuren las previsiones para los presupuestos comunitarios de 1980, 1981 y 1982, así como las previsibles aportaciones de cada uno de los Estados miembros. Pandolfi afirmó que seguían existiendo «diferencias metodológicas» sobre las fórmulas empleadas para estos cálculos, que no se había realizado ninguna aproximación concreta entre las posturas británica y francesa y que el clima, pese a todo, era «bueno».

La principal novedad, sin embargo, podría residir en la aceptación por parte de Bonn y París de la posición británica, según la cual la solución para el problema inglés no puede limitarse a un solo año, sino a dos o tres. El ministro italiano reconoció que «ningún país» piensa en una fórmula exclusiva para 1980, pero añadió que no se había tratado de períodos concretos. Los ocho propusieron a la primera ministra Margaret Thatcher en la última cumbre de Luxemburgo mantener la aportación británica al presupuesto comunitario en 1980 al nivel de 1978-1979. Para 1981 estaban dispuestos a consentir un reembolso equivalente al de este año, mientras que la dama de hierro exigía que el reembolso fuera proporcional con el presupuesto global de 1981.

La diferencia entre uno y otro planteamiento rondaba los 1.500 millones de pesetas. Los ocho consideraron que habían llegado al límite de las concesiones posibles y que Margaret Thatcher había tensado demasiado la cuerda. El presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing, afirmó que no estaba dispuesto a volver a tratar la cuestión en Venecia y que tendrían que ser los ministros de Finanzas y de Asuntos Exteriores quienes siguieran negociando.

La dura posición francesa, sin embargo, está causando grandes problemas a Giscard. Londres continúa bloqueando cualquier incremento de los precios agrarios, pese a que en Luxemburgo los ocho lograron un acuerdo: el 5%. La señora Thatcher está dispuesta a utilizar hasta el último minuto su capacidad de veto y provocar una auténtica catástrofe si sus reivindicaciones presupuestarias no son aceptadas.

La principal asociación de los agricultores europeos, el COPA, hizo público ayer un comunicado afirmando que no puede esperar ni un minuto más. Valéry Giscard, presionado por los campesinos franceses, en vísperas de campaña electoral, ha amenazado con poner en práctica unilateralmente el acuerdo de los ocho si antes de primero de junio no se ha llegado a un acuerdo.