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La marginación y el feminismo, temas expuestos por José Luis Aranguren y Celia Amorós

El profesor José Luis Aranguren intervino el pasado jueves en el ciclo «Purgatorio, cielo e infierno de la ética», que se desarrolla en el Colegio Mayor San Juan Evangelista, de Madrid, con una conferencia sobre «La marginación: nueva figura de las minorías», en el mismo ciclo participó la profesora Celia Amorós.

Empezó su exposición el profesor Aranguren con una definición del concepto de elitismo. Para Juan Ramón Jiménez, la élite era una inmensa minoría, sin embargo, para el poeta Blas de Otero, es la inmensa mayoría. La Revista de Occidente acuñó la expresión de minoría selecta que usó, también, la Santa Casa, conceptos elitistas impregnados, según el profesor Aranguren, de una intensa cursilería. Lenin, tan desdeñado ahora por la izquierda, definió la élite como un grupo de vanguardia, los revolucionarios profesionales cuya misión es dinamizar a una masa obrera conformista y movida solamente por intereses económicos. Así, pues, la palabra élite no siempre tiene un carácter elitista o aristocrático. Para Marx mismo, el proletariado, es una élite que está por encima del lumpen proletariado.Actualmente, en la sociedad de masas, dijo irónicamente el profesor Aranguren, la élite está compuesta por los personajes de la televisión. Pues bien, a esta élite se oponen las minorías, es decir, una élite no escogida, marginada por los otros, los demás. En una sociedad tecnológica como la nuestra, las mayorías son silenciosas y las minorías silenciadas. Las minorías marginadas son, en primer término, las mujeres, aunque sean mayoría, y las minorías étnicas, como los negros y chicanos en Estados Unidos, los gitanos; norteafricanos y latinoamericanos en España.

Existen además los automarginados, como los hippies, los drogadictos, los homosexuales. las lesbianas, los presos políticos y comunes. También constituyen una clase especial de minorías marginadas los locos, los subnormales e incluso la juventud. El profesor Aranguren concluyó que la tarea ética más importante de nuestro tiempo es la solidaridad activa, no la compasión por los marginados. Incumbe a la filosofía, que no sirve para nada, dijo, la ayuda y colaboración moral con los marginados.

La profesora Celia Amorós disertó el viernes sobre Feminismo: discurso de la igualdad y discurso de la diferencia. El feminismo, dijo, es un sistema de reivindicaciones y de rechazos. Así, por ejemplo, el discurso de la diferencia subraya el carácter específico de la mujer frente al hombre, culpable éste de la agresión, de la competitividad, de crear un mundo violento y machista, mientras los valores femeninos son la ternura, la no agresión, el antipoder, la dulzura contra la violencia. Ahora bien: al subrayar la diferencia de la mujer frente al hombre se propone crear un nuevo mundo social y moral, la utopía de la sociedad femenina, cuyo fin último sería la liquidación del macho, lo que aparejaría el fin del mundo, consecuencia lógica de este discurso de la diferencia.

Por el contrario, el discurso de la igualdad reivindica no sólo la igualdad jurídica, sino la humana total con el hombre, lo que llevaría a las mujeres a asumir los valores masculinos, incluyéndose en la esfera de la maldad, como dice la feminista Amelia Valcárcel.

Después de exponer las ambigüedades de ambos discursos y, sus limitaciones, la profesora Amorós propuso, como una posible solución ante la perplejidad que le suscita el problema del feminismo, la supresión de los géneros, es decir, de esa oposición de los sexos hombre-mujer, por un nominalismo ético, que se realizaría en una sociedad de individuos asociados libremente, sin la opresión de un poder coactivo. Así, el hombre se haría femenino y la mujer femenina, sin perder, en esta igualdad, sus diferencias específicas.

Por otra parte, en la Fundación Universitaria Española se clausuró el viernes un ciclo de conferencias sobre «El hombre en la actualidad», con la intervención de los profesores Jorge de la Cueva, Alfonso López Quintás, Francisco Canals, José María Petit, Jesús García López y Ángel González Álvarez.

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