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Austria desea que el 25º aniversario de su neutralidad sea una pauta para Afganistán

El Gobierno austriaco desea que la conmemoración del veinticinco aniversario de la rirma del tratado de Estado, el 15 de mayo de 1955, por el que Austria recuperó su plena independencia, tras la segunda guerra mundial, sea no sólo un recuerdo festivo, sino también una pauta para el conflicto de Afganistán. En derinitiva, la crisis iniciada el 27 de diciembre pasado, con la entrada de tropas soviéticas en Kabul, será el problema básico que determinará el próximo viernes que esta conmemoración quede o no en algo más que un recuerdo histórico.

Pasado mañana celebrarán en la capital austriaca encuentros cruzados los ministros de Asuntos Exteriores de las cuatro potencias vencedoras en la segunda guerira mundial -Estados Unidos, Unión Soviética, Francia y Gran Bretaña- más los de los paises derrotados -Alemania y Austria- y vecinos de esta última. En total, doce Ministros de Asuntos Exteriores acudirán a Viena para algo más que felicitar a Austria por sus primeros veinticinco años como país neutral.Las dos grandes sensaciones que se esperan en Viena son el primer encuentro del nuevo ministro norteamericano de Asuntos Exteriores, Edmund Muskie, con su homólogo soviético, Andrei Gromiko, que también será el primero de dos políticos de estos países, tras el desencadenamiento de la crisis de Afganistán, y la conversación que mantengan el propio Groiniko con el ministro de Asuntos Exteriores de la RFA, Hans Dietrich Genscher.

En Viena no suscita muchas ilusiones el primer encuentro, sobre todo después del último discurso del presidente Jimmy Carter, en Filadelfia, y de la consiguiente reacción de los medios de comunicación soviéticos. Muskie recibirá a Gromiko en la Embajada norteamericana en Viena. El encuentro Gromiko-Genscher despierta, en cambio, fundadas esperanzas: el propio canciller federal, Helmut Schimdt, dijo hace unos días que ambos ministros tratarían sobre la fijación de una fecha para el viaje del jefe del Gobierno de Bonn a Moscú. El viaje relámpago del líder socialdemócrata sueco, Olof Palmer, a Moscú, por iniciativa alemana, y la aceptación de principio por Moscú de una Comisión Internacional para el Desarme, que tendría su sede en Viena, parecen indicar que la Unión Soviética está dispuesta a distender la actual situación. Las cumbres paralelas en Bruselas (OTAN) y Varsovia (pacto de los países comunistas), que concluyen inmediatamente, antes de la peregrinación a Viena de los respectivos ministros de Exteriores, son aún un interrogante. Según parece, los soviéticos pasarían por alto el que mañana, jueves, la Asamblea General del Comité Olímpico de la RFA decidiese no acudir a Moscú.

El canciller austriaco, Bruno Kreisky, comentó estos temores el pasado lunes, ante un reducido grupo de periodistas extranjeros.

De la guerra fría, dijo el canciller, no ha salido hasta ahora más que caos, como el de Berlín. Kreisky comentó que, en este sentido, la neutralidad austriaca constituye un proceso ejemplar, ante el cual, en un principio, las potencias occidentales se mantuvieron escépticas. Nada habla hoy en contra de que Afganistán pudiese recibir hoy un status similar, con lo que la crisis podría quedar superada. A una pregunta sobre el papel y la viabilidad de la Conferencia de Cooperación y Seguridad Europeas, en su fase de Madrid, el jefe del Gobierno austriaco, comentó que, a su modo de ver, la conferencia no debe celebrarse antes de las elecciones norteamericanas, porque hasta entonces Washington no se encontrará en condiciones de tomar parte activa sin estar determinado por intereses circunstanciales de origen interno.

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