La crisis occidental

( ... ) La amenaza no viene de Irán, sino de la Unión Soviética. El problema iraní -la liberación de cincuenta rehenes, ciudadanos de Estados Unidos- es ínfimo, comparado a la existencia de millones de afganos, mas ridículo sí se piensa en la trascendencia política o estratégica de la operación en Kabul. Ahora bien, el presidente de Estados Unidos, candidato a un segundo mandato, no puede ignorar los sentimientos de su pueblo. Los americanos no saben nada de Afganistán. La detención del personal dé la embajada, escándalo internacional por excelencia, conmueve a la vez el sentido de la dignidad nacional y la sensibilidad de millones de americanos. ( ... )La opinión, por medio de los periódicos, de los candidatos a la presidencia, de cartas o informaciones enviadas a la Casa Blanca, se impacienta, reprocha a Jimmy Carter su blandura y, sobre todo, el fracaso de sus gestiones. (...)El debate lleva, a mi entender, a una alternativa: o a una estrategia concertada por los americanos y los europeos esperando la reunión de la asamblea de Irán hasta el mes de mayo o adherirse a las proposiciones americanas de sanciones. ( ... )

¿Por qué los europeos se muestran más dispuestos a adoptar sanciones contra Irán y no contra la Unión Soviética? Temo que la respuesta no sea fácil.

Podemos interrogarnos, parafraseando unas palabras célebres de Stalin: ¿cuántas divisiones posee la Unión Soviética y cuántas tiene Irán?

25 de abril