Intento de asesinato en Kuwait del ministro iraní de Asuntos Exteriores
Varios disparos estuvieron a punto de acabar ayer con la vida del ministro de Asuntos Exteriores iraní, Sadeh Gotzbzadeh, cuando se dirigía, a las nueve y media de la mañana (ocho y media, hora de Madrid), al palacio de Seif al Amer, en el que habita el emir de Kuwait. Gotbzadeh comenzó el pasado fin de semana una gira por los países árabes del Oriente Próximo.
Según fuentes iraníes, los atacantes se refugiaron en la Embajada de Irak en Kuwait. Dos sospechosos fueron detenidos. Nadie resultó herido en el frustrado atentado.Pocas horas después de que se conociese este suceso, la radio iraní anunciaba que dos Phantom F-14 de EE UU habían disparado contra un avión iraní que realizaba un vuelo de reconocimiento sobre el mar de Omán. Poco después del mediodía (cerca de las diez de la mañana, hora de Madrid), la agencia oficial Pars precisaba que el hecho había tenido lugar cerca del puerto iraní de Bandar Abbas, al norte del estrecho de Ormuz.
Según comunicó el Alto Estado Mayor conjunto de los Ejércitos iraníes a través de Radio Teherán, cuatro aviones iraníes despegaron de la base de Bandar Abbas para ayudar al avión atacado y escoltarlo hacia su base. Los aviones norteamericanos se alejaron rápidamente del lugar, según agregaban las mismas fuentes.
Ayer, el Departamento de Defensa estadounidense negaba que los F-14 americanos hubiesen disparado contra un avión iraní. Un portavoz del Pentágono dijo ayer que en Washington que dos aviones F-14, procedentes del portaviones nuclear Nimitz (el mismo del que despegaron los helicópteros que intentaron rescatar a los rehenes norteamericanos de Tehérán) habían interceptado a un Hércules C-130 iraní como «medida de precaución », ya que el C-130 se estaba acercando demasiado al buque estadounidense. El portavoz del Pentágono quitó importancia al incidente, calificándolo de «intercepción de rutina».
Irán acusa de terrorismo a EE UU
La prensa iraní de ayer recogía la noticia de las cuatro bombas depositadas en otros tantos lugares de Teherán, y acusaba a Estados Unidos de haber instigado los atentados. El Frente Federal para la Liberacíón de Irán (grupo desconocido hasta el momento) reivindicó las explosiones. Teherán, que desconocía hasta ahora el terrorismo, camienza a hablar de la existencia de una quinta columna. La posibilidad de que algunos miembros del comando estadounidense hayan quedado en el país, o de que los grupos de apoyo de este comando hayan comenzado a actuar por su cuenta, da que hablar a los iraníes.Ayer, el ayatollah Sadeli Jaljali (que, después de la victoria de los jomeinistas, encabezó los intransigentes tribunales islámicos) pidió una depuración de las fuerzas armadas iraníes, incapaces de detectar y detener «a veinte helicópteros y dieciocho aviones de guerra norteamericanos que penetraron más de 1.500 kilómetros dentro de las fronteras iraníes».
Jaljali añadió que la operación militar norteamericana tenía por objetivo destruir el aeropuerto de Teherán, el cuartel general del Ejército del Aire, la residencia del imán Jomeini, la ciudad santa de Qom y los centros de telecomunicación.
Ayer se reforzaron los dispositivos de seguridad en Teherán y acabó el traslado de los rehenes de la Embajada norteamericana, que ya se encuentran repartidos entre Tabriz, Qom, Isfahan, Yazd y, Nasyafabad.
Mientras tanto, el arzobispo católico de rito oriental Hilarión Capucci, llegó ayer a Teherán para hacerse cargo de los cadáveres de los soldados norteamericanos fallecidos en el fracasado golpe de mano estadounidense. Los cadáveres serán entregados a las familias, en un «país neutral», a través de la Cruz Roja, sin ninguna intervención del Gobierno de Washington.
Por su parte, el papa Juan Pablo II recibió ayer, en audiencia privada, a los familiares de cuatro rehenes de la Embajada estadounidense en Teherán. La noticia, no publicada por la Santa Sede, fue confirmada a la agencia Efe por fuentes dignas de todo crédito.
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