La película que no llegó a realizar
«Profesionalmente no me considero aceptable como director ni satisfecho de lo que he hecho, aunque reconozco que podría haber hecho cosas mejores, y sobre todo porque no he dirigido la gran película de la que sentirme orgulloso».¿Qué le impidió a Hitchcock hacer esa película soñada, esa película que hubiera hecho su número 55, porque la muerte le sorprendió cuando tenía entre manos su película número 54, La noche corta? «Los años», diría Hitchcock medio año antes de morir. «Cuando era joven no tenía talento para hacerla. Ahora que mi talento se ha pulido me faltan condiciones físicas. Realmente es un contrasentido, pero es la verdad».
«Quizá precisamente mi terror a la violencia y a todo lo que signifique sangre, terror y muerte me ha llevado a hacer un cine de terror, violencia y suspense». Así explicaba Alfred Hitchcock hace muy poco, en unas declaraciones a la prensa las razones que le habían llevado a su dedicación profesional, y poco después añadía: «Hay noches en las que no puedo dormir pensando cómo será mi muerte y tratando de elegir lo mejor».
Alfred Hitchcock eligió para pasar sus últimos días un moderado uso del alcohol y del tabaco, a pesar de que el médico se lo había prohibido. «¿Cuánto tiempo más voy a vivir si dejo de fumar y beber? Muy poco. Así es que prefiero morir antes, pero seguir disfrutando de mis vicios predilectos». Por encima del whisky y de los habanos, Hitchcock ha dedicado al cine más de cincuenta años, y en ellos ha quedado como el maestro del suspense.
Hitchcock fue redactor publicitario primero tras sus años de escuela. Poco después desempeñó trabajos técnicos en la Gaisboroug Pictures de Londres. En 1926, y bajo la influencia del expresionismo dirigió su primera película completa, The Lodger. Este sería el primer paso para convertirse en el más famoso narrador cinematográfico de Inglaterra.
A Alfred Hitchcock le gustaba poco hablar de su vida no profesional. A lo largo de su existencia autorizó una sola biografía, que se publicó el año pasado en Londres y que fue escrita por un británico. A pesar de que, como Charles Chaplin, Alfred Hitchcock abandonó su nacionalidad de británico para hacerse norteamericano, la reina Isabel de Inglaterra le nombró sir o caballero de la Orden del Imperio Británico el año pasado, coincidiendo con su ochenta aniversario. Sir Alfred Hitchcock era por encima de todo un británico; un británico como Graham Greene, de costumbres fijas y de calidad invariable que le llevaba, por ejemplo, a cenar todos los días en el mismo restaurante de Los Angeles.
A lo largo de su vida, Alfred Hitchcock fue un hombre controvertido e imitado, pero nadie ha logrado superarle en el suspense, del que él afirmaba: «Yo no soy el creador del cine de suspense. Lo único que he hecho es darle un tono que entretuviera al espectador».
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