Hitchcock realizó 54 películas en cincuenta años de cine
Alfred Hitchcock, cuya maestría para manejar el suspense y su técnica para dirigir le convirtieron en el más popular y famoso de los cineastas, murió ayer, a la edad de ochenta años, en su casa de Los Angeles. Hitchcock, que padecía artritis y problemas de riñón, había sufrido la mala salud durante el último año. Su estado general se deterioró a lo largo del último fin de semana.
A pesar de su enfermedad, el director de Psicosis seguía trabajando en una nueva película en los estudios Universal. Era una historia de espionaje que iba a ser titulada The short nigh (La noche corta). Cuando murió estaba acompañado de su esposa, su hija y sus tres nietos.«Algunas películas son pedazos de una vida. Los míos son pedazos de un pastel». Así, utilizando una frase característica e incisiva,
Hitchcock había resumido sus relaciones con el cine. El famoso director de numerosos filmes de contenido psicológico, realizados a lo largo de medio siglo, fue el manipulador magistral de la amenaza y lo macabro y el principal especialista en materia de suspense.
Halló un equilibrio exacto entre el lugar común y lo extraordinario. Fue el juglar que mejor jugó con las emociones. Su estilo característico y personal fue sobre todo visual. Puso la imagen por encima de la palabra y a veces utilizó el silencio para incrementar el miedo, la aprensión.
Su nombre ha sido una marca de fábrica para muchos millones de espectadores, a lo largo de muchas décadas. Otra característica de su actividad fueron sus fugaces y silenciosas apariciones en los filmes que hizo. En los años treinta era el más importante director británico y como tal fue un ejemplo internacional para obras de intriga y espionaje.
Dejó Inglaterra en 1939 y se instaló en Hollywood. Los críticos lo aclamaron por su virtuosismo al crear un ritmo de anticipación, utilizando sobreentendidos, dando a las escenas tonos siniestros y utilizando a los actores para que dieran una perspectiva subjetiva de lo que estaba ocurriendo en el filme.
Sus filmes fueron rodados en los lugares en los que sucedía la acción, muchas veces en escenarios exóticos. Sus heroínas eran, casi siempre, frías, «bellezas clásicas», decía Hitchcock, «que no hacen evidente el sexo: el sexo se descubre en ellas». Con respecto al suspense, que controlaba como un maestro de lo siniestro, dijo: « Después de un cierto momento de suspense, la gente tiene que sentirse aliviada lanzando una carcajada».
La imagen de Hitchcock fue la de un personaje de ficción. Pero detrás de esa apariencia se escondía uno de los hombres de negocios más brillantes y consistentes de Hollywood: llegó a ser multimillonario. Esa situación no fue casual, producto de su genio: controló todos los aspectos de las producciones en las que intervino.
Hitchcock, que produjo la mayor parte de sus últimos filmes, ganó muchos premios en América y fuera de ella. Rebecca, la primera película que hizo en Estados Unidos, le hizo merecedor de un Oscar en 1940. Fue seleccionado de nuevo para ese premio en cinco ocasiones más.
Alfred Hitchcock nació el 13 de agosto de 1899 en el East End de Londres, la zona en la que tradicionalmente vivían los judíos. Su padre era un tendero de la clase media baja y su educación fue católica. Sus primeras impresiones fueron sobre la presencia de la violencia en las calles, y ese recuerdo le iba a perseguir durante su vida cinematográfica. El cuenta cuál fue su recuerdo más amargo de la niñez: cuando un policía lo encerró durante cinco minutos en una celda cuando sólo tenía cinco años. «Nunca pude olvidar el sonido y la solidez de aquella celda». Su primer trabajo cinematográfico fue a los diecinueve años, haciendo titulos para películas mudas. En 1925 hizo en Munich (Alemania) su primera película: un melodrama titulado El jardín del placer. Un año más tarde se casó con Alma Reville, que ayer estaba con él cuando murió en Los Angeles.
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